Dando gracias por todo
2018-07-16
1. Oración inicial
Amado Dios, no nos dejes olvidarnos de ti, te reconocemos como la fuente de todas las bendiciones que tenemos. Danos un corazón agradecido, quita de nosotros el volvernos materialistas, y que en lugar de quejarnos tanto, siempre tengamos en nuestros labios gratitud por todo lo que haces por nosotros.
2. Lee la palabra de Dios
«Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.», Efesios 5:20
«Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.», Colosenses 2:6-7
3. Reflexiona
Cuando las personas no tienen gratitud en sus corazones, no la practican ni con sus palabras, ni con sus acciones, ni con sus actitudes. Muchos creyentes son mejores quejándose que mostrando gratitud al Señor. Tenemos que ser cuidadosos, porque las presiones de la vida, las ocupaciones, los problemas y las frustraciones nos pueden robar la gratitud a Dios.
Un corazón lleno de gratitud debe surgir de una relación de amor, continua y sincera con Cristo. La actitud agradecida se mantiene al andar con Cristo. Pidamos al Espíritu Santo que trabaje en nuestro interior, cambiando nuestra naturaleza egoísta e ingrata y pecadora por una naturaleza santa llena de su fruto. Que el Señor hoy nos recuerde de dónde nos sacó , reflexionando sobre nuestro pasado y dándole gracias por habernos transformado. No importa cuánto dolor y sufrimiento nos costó esa transformación, porque las bendiciones resultantes tienen un valor para la eternidad. La gratitud viene de estar edificados en Cristo, cimentados en su Palabra, para que cuando vengan las adversidades no desaparezca la gratitud, y no nos llenemos de desesperanza, de ira y de amargura; sino seamos agradecidos en todo y por todo. Sumerjámonos en su presencia de tal manera que Él nos haga ver las dificultades como Él las ve, pues las mira sobrenaturalmente y sabe por qué nos permite enfrentarlas. Sólo así podemos entender lo que el Señor está haciendo.
El mandato de dar gracias por todo no tiene nada que ver con lo que sentimos, simplemente debe ser una decisión de nuestra voluntad, de reconocer que Dios es bueno, que está obrando y actuando para nuestro bien. Las circunstancias no deben determinar nuestra gratitud. La Palabra de Dios debe moldear nuestros pensamientos y actitudes. No podemos dudar sino tener una fe firme, agradeciendo siempre, creyendo en Dios y en su Palabra, confiando en que Él hará lo mejor, y no quejándonos y protestando porque las cosas no salieron como queríamos.
Si descubrimos que nuestra gratitud ha disminuido, es tiempo de acercarnos a Dios para que nos llene con su Palabra y en vez de desanimarnos por las dificultades, pensemos en las bendiciones de Dios que son de naturaleza espiritual y eterna.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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