Cumple lo que prometes
2020-04-20
1. Oración inicial
«Soberano Dios, ayúdame a no apresurarme a hablar y prometer lo que no puedo cumplir, que mi palabra sea sazonada y grata a tus oídos. Señor solo quiero doblegar mi corazón delante de ti para obedecerte, adorarte y exaltar tu santo nombre. Amén. «
2. Lee la palabra de Dios
«Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?» Eclesiastés 5:4-6
3. Reflexiona
En el Antiguo Testamento las promesas a Dios se llamaban votos y eran voluntarios, pero una vez expresados se consideraban sagrados e inquebrantables y eran para llevar a cabo algún servicio, dar algo o guardarse de ciertas cosas.
Ahora, quien no ha hecho promesas y no las ha cumplido no tiene su palabra empeñada, pero si hace algún trato con Dios, es mejor que cumpla lo que dice. Salomón advierte que no se deben hacer votos necios a Dios, pues es necedad hacer votos que no se pueden cumplir o cumplir a medias. Es mejor no prometer que hacer una promesa a Dios y no cumplirla. La Biblia dice: «cumplirás al Señor tus juramentos» (Mateo 5:33).
La biblia nos cuenta que a un juez de Israel llamado Jefté, Dios le había dado varias victorias y el Espíritu de Jehová estaba con él, y dice Jueces 11:29-34a: «Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto. Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. […]. Entonces volvió Jefté, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única». Y Jefté se lamentó de haber hecho semejante promesa, porque lo único que tenía era aquella hija.
¿Cuántas veces le hemos prometido a Dios hacer esto, o dejar de hacer aquello en nuestra vida? En medio de la emoción o el apremio de las circunstancias hacemos promesas sin meditar en nuestro corazón si realmente las podemos cumplir. Recuerde que está tratando con un Dios vivo, real, atento a nuestras palabras y pensamientos. Tenemos que tomar muy en serio nuestra familiaridad con Dios pues una promesa apresurada produce desagrado a Dios, y puede traernos consecuencias funestas como aquel juez de Israel.
Hermano no permitas que tu boca haga promesas que no puedas cumplir y te hagan así pecar, para luego ir con las excusas para justificar tu incumplimiento. Dios no te está exigiendo nada, solamente te pide ser obediente a Él en su Palabra.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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