Cuando sentimos desfallecer
2017-12-12
1. Oración inicial
Amado Señor, hoy me siento débil y necesito de tu presencia, quiero descansar y renovar mis fuerzas. Lléname de tu unción y de tu inagotable gracia. Perfecciónate en mí debilidad. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Corintios 12:10
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Mateo 11:28
3. Reflexiona
A veces estamos tan agotados espiritual, emocional y físicamente, por todas las actividades diarias, que necesitamos hacer un alto y recargarnos. El Señor Jesús nos invita a venir a Él y descansar en su presencia. Es humano reconocer que somos débiles. Pablo lo hizo cuando dijo: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Cuando se agota nuestra propia fuerza y se acaban todos nuestros recursos personales para seguir, necesitamos depender de la inagotable gracia de Dios para recobrar energías, para llenarnos de su sabiduría y de su poder. Nuestra vida pasa por desiertos, donde experimentamos sed y cansancio, en momentos así, el Señor es nuestro oasis y tiene abundante suministro de agua para satisfacer nuestra sequía.
El poder de Dios siempre se perfecciona en la debilidad, por eso busca hombres y mujeres suficientemente débiles como para hacer su obra y se sirve de nosotros, habilitándonos con la potencia de su Espíritu. Debemos aprender a abandonar nuestro orgullo y autosuficiencia, para recurrir a los recursos infinitos del poder de nuestro Dios. No te de pena reconocer tu debilidad, es esta la oportunidad de experimentar la fortaleza de Dios en ella.
La debilidad sirve a un buen propósito; se convierte en la ocasión para que se revele la irresistible gracia de Dios, que es suficiente para sostenernos en nuestras batallas diarias. Gloriémonos entonces en nuestras debilidades porque sólo el poder de Dios bastará para que continuemos adelante con nuestra vida, ministerio y toda obra en la que nos ha colocado.
Ninguna prueba nos debe llevar a abandonar el propósito de Dios y tomar una actitud derrotista, por el contrario, es el momento de sumergirnos en la plenitud de su presencia y renovar nuestras fuerzas, pidiéndole al Señor que coloque nuevamente el aceite fresco de su unción, por medio de su Santo Espíritu.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn