Cuando no perdonamos
2017-05-08
1. Oración inicial
Amado Señor gracias por perdonar mis pecados, dame la capacidad de perdonar a otros, como lo has hecho conmigo. Cultiva en mi un espíritu perdonador capaz de ayudar a los que están en necesidad y pasando por alto sus ofensas, viéndolas como una oportunidad de compartirles de tu amor. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”. 1 Juan 4: 20-21 “
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” Hebreos 12:15
3. Reflexiona
Si estamos interesados en atraer a otros a Cristo y hay amargura en nuestro corazón la gente no va a acercarse a Dios. Si odiamos a nuestro hermano, estaremos tambaleando, sin saber que camino seguir, a donde ir y no podemos entender la voluntad de Dios para nuestra vida. El que odia a su hermano no puede decir que ama a Dios. Si hay amargura en nuestro corazón no podemos estar en capacidad de cumplir el mandato de amarnos los unos a los otros.
Cuando tenemos problemas con el perdón le estamos dando oportunidad a Satanás de actuar. No debemos reservarnos ningún área de nuestra vida para nosotros, pues él se aprovechará de nosotros. El no amar y no perdonar, trae muerte a nuestra vida espiritual y no podemos disfrutar de la vida abundante. Emocionalmente nos podemos concentrar solo en lo negativo y llegamos a menospreciar a otros. Si permanecemos en actitud de amargura y la anidamos en nuestro corazón por mucho tiempo, aparecerán enfermedades en nuestro cuerpo. Nuestro corazón cargará con la consecuencia de nuestros pecados.
En lo social podemos estar levantando barreras, que alejarán a las personas. Nadie quiere estar con una persona amargada. Y mentalmente veremos siempre las faltas de una manera negativa y será difícil concentrarnos en Dios y no tendremos una actitud positiva frente a la ofensa, que nos impide ver la necesidad de esas personas, que quizás están pidiendo a gritos conocer del amor de Dios. Al no perdonar estamos dando paso al resentimiento y la amargura, como una manera de vengarnos, contrario a lo que nos enseña la Palabra de Dios.
Tener un espíritu perdonador es tener un deseo de ayudar a otros después que nos han ofendido. Dios nos ha perdonado, nosotros debemos también perdonar y experimentar así libertad en nuestro corazón.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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