Cuando no entendemos su voluntad
2018-01-23
1. Oración inicial
Señor, sé que tus planes son mejores que los míos, hazme saber el camino por donde debo andar y enséñame a hacer tu voluntad que es buena, agradable y perfecta. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“En el año segundo, en el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del testimonio. Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en el desierto de Parán. Partieron la primera vez al mandato de Jehová por medio de Moisés”.Números 10: 11-13
3. Reflexiona
Para el pueblo de Israel, la voluntad de Dios se podía determinar fácilmente porque una nube los guiaba constantemente. Cuando se movía la nube que cubría el tabernáculo, el pueblo se movía. Cuando se detenía era la orden de detenerse y acampar. Sin embargo cuando era media noche y se daba la orden de marchar después de haber tenido un largo día de caminata, empezaron las quejas del pueblo a Moisés. En cualquier momento se podían mover, nunca estaban estables, no podían desempacar todo e instalarse, vivir de esa manera cansaba y cayeron en murmuración y lamento.
Esto puede hacernos pensar un poco cuando la voluntad de Dios para nosotros se vuelve incómoda y empezamos a quejarnos. Viajar largas horas para llegar a un lugar y tener que trabajar estando cansados, interrumpir nuestro sueño para ayudar a otras personas, reemplazar a alguien a última hora porque no pudo cumplir con su tarea, cuando debemos perdonar al que nos lastimó, etc.
Obedecer a Dios no siempre trae comodidad a nuestra vida, pero sí debemos estar seguros que su propósito es perfecto y provechoso. ¿Estamos dispuestos a que la columna de nube se mueva en nosotros y que Dios nos ordene marchar a donde Él quiere y hacer lo que nos pide?
Alguien decía: “Algunos le piden al Señor que les guíe; luego le echan mano al timón”, o estamos dispuestos a decirle al Señor lo que dice David en el Salmo 143:10 “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud”.
Como sus hijos no pidamos los caminos más fáciles y placenteros de transitar, sino digámosle al Señor que nos enseñe a caminar por donde Él quiere, así no sea lo más cómodo. Recordemos al apóstol Pablo, como fue guiado constantemente por el Espíritu Santo a hacer la voluntad de Dios y no siempre lo llevó a los lugares más agradables, sino a sitios donde había mucha resistencia a la predicación del evangelio, sin embargo hizo lo que Dios le pidió y realizó un ministerio exitoso, que nos alcanzó a nosotros.
Dejémonos guiar por el Espíritu Santo y ser iluminados en el conocimiento de la voluntad de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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