Cristo: fuente de agua viva

Señor Jesucristo Gracias porque tú eres la fuente de agua viva, esa fuente que nunca se agota, que da vida, que limpia, transforma, renueva y restaura. Gracias por darme el maravilloso don del Espíritu Santo, no que lo merezca, sino por la gracia en Cristo Jesús puedo avanzar hacía el plan divino. Amén

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”, Juan 7:37-39

El agua natural sacia la sed por un momento, pero el agua que el Señor ofrece produce vida eterna. “En el último día de la fiesta”, se refiere a la fiesta de los Tabernáculos, era tiempo de cosecha, y recordaban su peregrinaje por el desierto, donde Dios les dio agua de la roca. El agua que Jesús ofrece es agua de vida eterna, que sacia la necesidad en el ser humano.

Los sacerdotes en tiempos de Jesús tenían por costumbre acarrear agua de la fuente de Siloé en una jarra de oro para derramarla sobre el altar en el templo, después de haber entrado por la puerta de Agua, pero el último día de la fiesta esto se omitía, todos lo sabían, y es en éste momento cuando Jesús hace la invitación, captando la atención de todos.

La Biblia, en Apocalipsis nos enseña del río en el cielo: “un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, es un río de sanidad, multiplicación, vida abundante, los árboles a sus orillas son de abundante fruto”.

Jesús es la fuente inagotable de vida, por eso hace la invitación: “venga a mí y beba”. Dios sabe que requerimos de esa agua para vivir, pues cuando el ser humano no la bebe, su perspectiva de vida es vacía, su visión de lo eterno es escaza, su fuerza se agota, y su ser desfallece en el diario caminar. Solo Él nos regala vida, renovación, limpieza, transformación, a él sea la gloria por su amor y bondad.