Cristianos llenos del Espíritu Santo. Parte1
2022-03-11
1. Oración inicial
«Padre, ahora sé que si Cristo está conmigo, el mal no me podrá vencer, por eso no debo sentir temor, ni quedarme sentado, sino, ir a dar testimonio del amor de Cristo. También, el Espíritu Santo actuará en mi vida con poder, me ayudará a hablar con denuedo de todas las maravillas de tu Palabra, de la libertad gloriosa que tenemos como hijos de Dios, de la paz que hay en mi corazón y del amor que tienes para dar a quienes creen en ti. En el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba”. Hechos 6:8-10
3. Reflexiona
Esteban era lleno de gracia y poder del Espíritu Santo para dar testimonio de Cristo y su Palabra, un testimonio que daba no por sus propios méritos o capacidades sino porque había aceptado a Cristo en su corazón pues como dice la escritura: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.” (Juan 1:17).
Es decir, lo mismo que Esteban recibió, recibimos nosotros en el momento que creímos y recibimos a Cristo, (Juan 1:12-13) el problema es si usamos o no todo el favor que ahora tenemos a disposición. Debemos cruzar el umbral de la inercia y saber que podemos dar ese mismo testimonio con poder, pues el Espíritu Santo que está con nosotros, actuará en el momento que demos el primer paso para confesar a Cristo, “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20), es de Él el poder y la gloria, de nosotros confiar y actuar conforme a su llamado.
No pensemos más que se requiere ser especial o algún don venido de lo alto para dar testimonio con poder de Cristo, ya tenemos el don de la salvación y a su Espíritu ¿qué más queremos? “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32), así que levantémonos de la silla de la comodidad y el temor, y vayamos a contar las maravillas que Cristo hace en nosotros todos los días, si encontramos oposición debemos saber que no podrán resistir la sabiduría y la mansedumbre que nos da el Espíritu, pues igual que estuvo con Esteban así está con nosotros el Cristo vivo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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