Crecer y florecer como la palmera y el cedro
2019-05-02
1. Oración inicial
Amado Dios, quiero ser como árbol de justicia, como la palmera o el cedro, plantado en la casa de Jehová, alimentándome con la sabia de tu Palabra, porque sólo ahí creceré, floreceré y fructificaré con fruto bueno, agradable y que permanece para siempre. Te amo Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
«El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificaran; Estarán vigorosos y verdes, Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.”, Salmos 92:12-15
3. Reflexiona
El salmista hace una hermosa analogía del hombre justo con la palmera, planta que un importante botánico la llamó: “príncipe del reino vegetal”, sus hojas permanecen siempre verdes, tienen larga vida, da abundante fruto, sobre todo, a partir de los 50 años de vida cuando florece, y empieza su madurez y da sus frutos con la mayor calidad y cantidad. La palmera se adapta fácilmente tanto al clima cálido como al glacial, puede soportar los veranos ardientes y las malas condiciones del suelo. Resiste los fuertes vientos huracanados sin ser removida debido a sus profundas raíces, y éstas se renuevan constantemente según van muriendo. No acepta injertos, no puede ser unida a otros árboles.
Así mismo el justo se separará del mundo, plantará su vida en Cristo, vivirá bajo la Ley de Dios, se alimentará de la savia de su Palabra y abundará en frutos espirituales, cuando llegue a un nivel de madurez espiritual propicia, incluso en la vejez seguirán intactos los frutos. El creyente debe llevar una vida victoriosa por medio de aquel que mora en él.
También se refiere al cedro, árbol muy alto y majestuoso, su follaje es perenne, su madera excelente, dura, fina e incorruptible, es emblema de grandeza, nobleza y perpetuidad. Si vemos al justo, éste crecerá hasta la plenitud de la estatura de Cristo, crecerá gradualmente, pero fuerte y dará buen fruto. Es morada del Espíritu Santo quien recibe los dones, las riquezas espirituales y la nueva naturaleza a imagen de Cristo. Heredará una vida incorruptible y eterna. Un creyente debe estar así como un cedro del Líbano, fuerte, firme, íntegro, activo, pues en él se manifestará la gloria de Dios.
Hermano, floreceremos como las palmeras, y creceremos como cedro en el Líbano si permanecemos en Cristo por encima de las circunstancias y de toda adversidad, y tendremos una larga vida dando el fruto que Dios establece.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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