Cosechad frutos de buen sabor
2019-05-30
1. Oración inicial
Amado Dios, tus leyes son inquebrantables y las hiciste para nuestro bien, pues hoy elijo sabiamente llevar las buenas semillas que den fruto digno de ser saboreado; quiero sembrar en el Espíritu, justicia, amor y misericordia para cosechar tu bendición. Te amo Señor. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“El que sembrare iniquidad, iniquidad segará, y la vara de su insolencia se quebrará”, Proverbios 22:8
“Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia”, Oseas 10:12
3. Reflexiona
Todos sembramos a lo largo de nuestra vida, semillas buenas o semillas malas, y esto determina la cantidad de frutos buenos o malos a cosechar.
Es necesario que el creyente siembre sabiamente en todos los aspectos de su vida, pues hay un tiempo adecuado para sembrar; por ejemplo, un padre comienza a sembrar buenos frutos con sus hijos desde su gestación para que cuando lleguen sus años donde pintan las canas, recoja los buenos frutos.
Es tiempo de sembrar en el Reino de Dios, el Señor dijo: “haceos tesoros en el cielo”. Dios estableció leyes físicas y espirituales que se cumplirán entendamos o no. “El que planta árboles, cosechará frutas, quien siembra trigo cosechará pan, quien siembra flores, obtendrá perfumes, el que planta lealtad, cosechará buenos amigos, el que siembra alegría, recogerá felicidad, quien siembra la verdad, cosechará confianza, el que planta sobre la fe, su cosecha está segura, quien cultiva afecto, recogerá gratitud”. Sin embargo, algunas personas prefieren: “Sembrar vientos y recoger tempestades, sembrar la tristeza y cosechar desconsuelo, cultivar odio y sembrar rechazo, sembrar la discordia y obtener soledad, sembrar indiferencia y cosechar el adiós, plantar injusticia y cosechar abandono, sembrar cizaña y cosechar discordia”. Se cumple: “[…] pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gal.6:7, 9)
Nos queda examinar nuestra vida y analizar lo que estamos sembrando y qué frutos esperamos cosechar. La palabra de Dios es clara al decirnos que de nuestras decisiones depende la calidad de frutos que vamos a cosechar. A lo largo de la Biblia encontramos muchos ejemplos que lo que se siembra se cosecha: Jacob engañó a su padre y a su hermano, por eso recogió engaño y traición por parte de su suegro.
Hermano, asegúrate que la semilla que siembras sea la correcta para que tus frutos sean dignos de ser saboreados.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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