Consagrados para ti
2016-09-07
1. Oración inicial
Amado Jesús, quiero presentarme ante ti, y ofrecerte mi cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a ti, entregarte mi corazón, vivir una vida consagrada y santa. Ser ese instrumento dedicado a tu servicio y así colaborar en la salvación de este mundo. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová, se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas. Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá. Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello. Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta. Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza”, Números 6:1-7
3. Reflexiona
La palabra “nazareo” significaba en el Antiguo Testamento “separación”. Algunos eran elegidos por Dios desde su nacimiento como Sansón y Juan Bautista. Pero en general, era un voto de separación del mundo y de consagración a Dios, por un tiempo. Moisés recibe instrucciones de Dios, con el fin de limpiar al pueblo y prepararlo para entrar a la tierra prometida. Ellos tienen que estar libres de inmoralidad y celos; deben entender la obligatoriedad de los votos hechos a Dios. Los levitas deben entender lo sagrado de su llamamiento. Los implementos y materiales para la adoración al Señor están listos.
¿Cuál es el instrumento más importante que podemos usar en el servicio a Dios? Quizás pensamos en un libro, en la Biblia, en una habilidad que poseamos. Pero quizás no pensamos en que el instrumento más importante es nuestro cuerpo. Cualquier servicio que le demos a Dios lo haremos mediante nuestro cuerpo, y puede ser lo más descuidado.
En este pasaje el hombre o la mujer que deseaba servir al Señor, pero que no era levita ni sacerdote, podía hacer el voto nazareo que implicaba abstenerse por un tiempo de ciertas cosas que lo llevaban apartarse y dedicarse por completo al servicio de Dios. Era un voto voluntario, difícil de asumir y difícil de dejar. Pero tenía la promesa de bendición para los que lo cumplían.
Desde el momento en que recibimos a Cristo Jesús en nuestro corazón, somos apartados para Dios. Santificados por la preciosa sangre de Cristo. Los que hemos sido apartados para Dios no debemos dejarnos arrastrar por los deseos del cuerpo, sino mantenerlo bajo dominio. Debemos renunciar a los placeres del mundo si realmente queremos servir a Dios. Dios está llamando a su iglesia a una vida santa, para que seamos ejemplo a aquellos que no le conocen. Hoy es el momento de consagrarnos y ser instrumentos de honra en las manos de Dios. Entreguemos nuestro corazón al Señor.
¿Está nuestro cuerpo disponible para Dios hoy, limpio y preparado para su uso?
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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