Conexión
2021-04-08
1. Oración inicial
«Papito Dios, me has creado con la necesidad de conectar con otros, me has hecho parte del cuerpo de Cristo donde soy edificado, me siento completo y tengo esa conexión que tanto necesito para poder crecer en tu amor y conocimiento; te pido Padre, que me hagas cada día más como Cristo, de tal manera que su humildad, amor y verdad sea lo que pueda manifestar en mi comunión con mi prójimo, en el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo.” Proverbios 27:17
“de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” Efesios 4:16
3. Reflexiona
Existe una regla fundamental para el desarrollo personal y espiritual desde el inicio de la creación, y es la necesidad de compartir con otros, de estar conectados y acompañados, lo vemos en Génesis 2:18 cuando dice “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” Desde el inicio Dios sabía que los seres humanos no podíamos estar solos o completamente aislados, necesitamos de otras personas para nuestra correcta formación y edificación, es por eso que nacemos en el seno de una familia y luego por la fe en Cristo hacemos parte de la familia de Dios (Efesios 2:19).
Pero resulta que hoy en día es una de las bases que más sutilmente se está destruyendo en nuestra sociedad, y aunque contradictorio pero cierto, una de las principales causas de esto son las llamadas “redes sociales”, donde promueven las relaciones interpersonales y la conexión con otras personas, pero en realidad lo que se está logrando es todo lo contrario, nos están alejando de las personas reales para conectarnos con perfiles virtuales o, en otras palabras, nos están cambiando una relación directa y real por una con intermediarios y probablemente falsa. Es de resaltar que en tiempos de pandemia el uso apropiado de los medios virtuales nos ha permitido seguir conectados.
Pero nosotros, iglesia, no podemos caer en este engaño, sabemos que tenemos el privilegio de ser miembros del cuerpo de Cristo donde estamos conectados unos a otros por las coyunturas para ayudarnos, animarnos, edificarnos y crecer en aquel que es nuestra cabeza, Cristo. Así que, por amor y obediencia a Dios y como lo decía el Apóstol Pablo, no dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre (Hebreos 10:25), es hora de volver a conectarnos de verdad, de sentirnos, vernos, escucharnos y perseverar unánimes cada día en el templo, partiendo el pan para compartir con alegría y sencillez de corazón, alabar a Dios y brindar ayuda a otros como lo hacían esas primeras comunidades cristianas (Hechos 2:46-47).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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