Con solo hablar
2023-03-16
1. Oración inicial
«Padre, eres más grande y superior que cualquier tribulación, todo está bajo tu poder y autoridad. Gracias por atraerme a ti, despertar mi fe y permitirme ver tu amor por mí. Oro para que tu voz sea mi dirección, cual oveja con su pastor. Me das paz, seguridad y provisión, gracias mi Señor, en el nombre de Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?” Marcos 4:35-41.
3. Reflexiona
Cuando leemos las Escrituras, es mucho lo que podemos encontrar acerca del impacto que ha tenido la voz de Dios cuando Él habló. Iniciando con la majestuosa creación en Génesis 1, hasta hallar sucesos como el que acabamos de leer. En él podemos ver cómo es calmada y cambiada una fuerte tempestad cuando el Señor Jesús le dice “Calla, enmudece”.
Qué maravilloso sería que personas como tú y como yo, hoy pudiéramos testificar del impacto de la voz de Dios en nuestra vida. Contar cómo todo ha cambiado en nosotros y en nuestro alrededor cuando tan solo Dios habló. Porque esto no es simplemente bonitas y pasadas historias, esto es verdad y ha sido escrito para que hoy en día también se haga realidad en nuestra vida. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Hebreos 4:12, Mateo 24:35).
Por consiguiente hermano, considera ahora mismo cuál es tu tempestad, ¿qué es aquello que te está abrumando, anegando o atemorizando? No seas hombre de poca fe, mejor, cree que Jesús está contigo, fija tu mirada en Él y busca su Palabra. Con seguridad verás como su voz impacta tu interior y cambia todo a tu alrededor.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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