Comisionados a predicar el evangelio

Señor Jesucristo, ayúdame a edificar mi vida con santidad, humildad y mansedumbre para testificar de ti y así poder ganar y edificar a otros para Cristo, quiero ser partícipe de la Gran comisión y serte fiel hasta el fin. Te amo Señor. Amén.

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”, Mateo 28:18-20

Vivimos momentos decisivos de la historia humana y es la hora de que los creyentes revolucionen el mundo con el mensaje de Jesucristo. Es ahora más que nunca la absoluta urgencia de llevar el evangelio a cada persona, a un mundo tan convulsionado y lleno de violencia. Es mandato de Nuestro Señor y le debemos obediencia. Debemos trabajar ahora que la cosecha está lista para la ciega y el fruto entre los hombres aún es grande, porque el Señor Jesús dijo: “La noche viene, cuando nadie puede trabajar” Juan 9:4b. Al Señor Jesús se le dio toda autoridad en los cielos y en la tierra y él es quién nos comisionó el ir a hacer discípulos a todas las naciones.

Estamos viviendo en los “últimos días”, los cuales se muestran en las profecías y precederán inmediatamente al rapto. Millones de creyentes alrededor del mundo están convencidos de que los eventos presentes, predichos en Mateo 24, nos sitúan al umbral del Arrebatamiento.

Nosotros tenemos el privilegio de participar en el cumplimiento de la Gran Comisión. Podemos transformar nuestro entorno, trayendo hombres a Cristo siendo cambiados desde lo profundo de su ser; pero esto nos demanda primeramente formación de nuestro carácter cristiano, crecimiento en fe y vida en integridad.

Hermano, evalúa tus prioridades y dedica tiempo a la evangelización, forma parte del mover del Espíritu de Dios y ganemos el mundo para Cristo.