Columnas verdaderas

«Padre, gracias porque has puesto en mi vida a mis pastores y líderes, quienes me han edificado correctamente en el conocimiento de tu palabra, quiero al igual que ellos ser como columna y guiar bajo tu Santo Espíritu a aquellos que están afuera y también necesitan conocerte. En el nombre de Jesús, amén.»

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” Efesios 4:11-13

Si una columna que fue puesta en una edificación no está cumpliendo su función debe ser reemplazada por una que sí lo haga, pues de no hacerlo se estará generando una carga adicional en las demás columnas que conforman el edificio haciendo que la estabilidad, firmeza y resistencia del mismo se vean afectadas. De igual manera, Jesús como edificador, puso dentro de su iglesia una columna verdadera que reemplazara la anterior para que ésta cumpliera el propósito para el cual había sido llamada. Pablo es elegido por el Señor para ocupar aquél lugar que Judas Iscariote rechazó tomar, y vemos a través de su ejemplo cómo a partir del encuentro que tuvo con Jesús, en el que creyó en Cristo como el Mesías prometido, comenzó a cumplir con su misión de columna, pues guiado por el Espíritu Santo, Pablo sirvió como soporte para que la iglesia se fuera edificando correctamente guiando a cada nuevo creyente hacia el verdadero conocimiento del evangelio que nos revela que solo en Jesucristo hay perdón de pecados, salvación y vida eterna (Efesios 1:3-7)
En nuestro caso, al igual que Pablo y los otros once discípulos, hemos sido llamados para continuar con la expansión del evangelio, pues la iglesia como edificación de Cristo que cada día está en crecimiento, necesita más y más columnas espirituales que cimentadas en el Señor sirvan como soporte para guiar e instruir correctamente a los nuevos miembros, pero no bajo nuestros propios pensamientos, sino bajo la guía y dirección del Espíritu Santo de Dios. La pregunta es: ¿Aceptarás, al igual que Pablo, el reto de ser columna verdadera en tu casa, barrio, colegio, universidad, trabajo y aún en la Iglesia?