Coherencia e imparcialidad
2018-05-14
1. Oración inicial
Señor, guía mi corazón para tratar a todos con el mismo amor que tú me trataste a mi. Cuando no merecía nada en la cruz me amaste y me salvaste.
2. Lee la palabra de Dios
“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.” Santiago 2:1-9
3. Reflexiona
Decir que somos cristianos implica tener coherencia entre lo que decimos y hacemos.
Si somos de Cristo, no andamos juzgando y condenándonos unos u otros, ni a los de otra religión, política, sexo o nacionalidad. Aceptamos a todos por igual, porque Dios no hace acepción de personas, Él es misericordioso con todos, y antes de dar su veredicto final, ha abierto la puerta de la gracia, para que todos sin excepción sean salvos mediante la fe en su hijo amado, no por las obras de cada uno, sino por la fe en lo que ya hizo el Señor Jesús en la cruz.
Nuestra misión, si hemos aceptado su llamado, es enseñar al mundo la verdad, primero mostrándola como una realidad en nuestra propia vida y trasmitiéndola con amor, con amabilidad, con argumentos llenos del conocimiento profundo de la verdad de Cristo, la cual muchos desconocen, por eso andan en oscuridad y así es el fruto de su comportamiento.
Somos colaboradores de Cristo, por esto no andamos en discusiones infructuosas defendiendo pensamientos de seres humanos sino argumentando el conocimiento de Dios y exhortando “a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:1-2)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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