Clama a mí
2017-05-13
1. Oración inicial
Amado Señor, gracias por la promesa de escuchar mi clamor. Esto me da confianza al saber que tengo un Dios personal, que garantiza mí cuidado y revela los secretos más grandes y ocultos para mi vida. Enséñame la riqueza de permanecer siempre en oración. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Jeremías 33:3
3. Reflexiona
Esta es una de las más grandes y firmes promesas que Dios nos ha hecho. El Señor nos exhorta a clamar en oración, por aquello que Él ha determinado darnos: su amor, su perdón, su restauración, su provisión, su protección, la gloria eterna, etc. Hermosas promesas que deben avivar el espíritu de oración en nuestros corazones.
Clama viene del griego “gara” y significa llamar a alguien, exclamar, gritar, proclamar y desahogarse. Esto es lo que El Señor espera de nosotros cuando estamos en su presencia. Si lo llamamos, no sólo contestará nuestra oración sino que promete revelarnos “cosas grandes y ocultas”, que no podrían conocerse de otra manera. Las cosas ocultas son las inaccesibles humanamente, porque vienen solamente por revelación divina a nuestra mente y corazón.
Dios siempre está listo para contestar nuestras oraciones, pero debemos implorar su ayuda. Cuando lo hacemos estamos reconociendo que solo Él es Dios y que hay muchas cosas que no podemos lograr en nuestras fuerzas, porque solo están en su dominio.
¿A quién vamos en momentos de necesidad? ¿Estamos invocando a Dios o acudimos a otras personas o cosas? Si esperamos en Dios, debemos clamarle a Él. Nos ha dado su Palabra de verdad para dirigirnos. Nos ha revelado infinidad de promesas para vivificarnos y alentarnos a seguir cada día delante de Él. Por medio de su Santo Espíritu somos capacitados para andar en amor y santidad. El Señor nos da justicia, paz y todo lo necesario para suplir nuestras necesidades temporales.
Dice el salmo 91:15 “Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré”. Aquí Dios nos habla recalcando su promesa de escuchar y responder. Su más grande anhelo es nuestra relación personal con Él, que nos garantiza la liberación, seguridad, su presencia en tiempos de angustia y su gloria. Realmente con el Señor nada nos falta.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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