Cielos abiertos para mí
2019-06-12
1. Oración inicial
Señor, quisiera tener las palabras más hermosas y sublimes, el lenguaje celestial en mis labios para decirte que eres digno de recibir gloria, honra y honor. Quiero expresarte todo mi amor y gratitud, porque has abierto cielos al paso de mi caminar, he visto tu bondad aquí en la tierra de los vivientes. Gracias Señor. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo y en el trono, uno sentado”, Apocalipsis 4:1
3. Reflexiona
El apóstol Juan fue transportado al cielo en forma sobrenatural, con el fin de recibir una revelación acerca de sucesos futuros y miró la puerta que da acceso a Dios, por medio de Jesucristo. Cuando Juan entró por la puerta del Cielo vio el trono que simboliza la soberanía y la autoridad absoluta de Dios.
En tiempos anteriores, hombres usados por Dios tuvieron el privilegio de mirar en visión los cielos abiertos; dice la Biblia: «Los cielos se abrieron y vi visiones de Dios» (Ezequiel 1:1), manifestando su soberanía y su verdad a los que le buscan, luego, cuando Jesús fue bautizado por Juan, Jesús vio los cielos abiertos, y al Espíritu descender sobre Él. Esto muestra que cuando una persona abre su corazón y su alma a las cosas de arriba, el Espíritu de Dios desciende a su encuentro. Jesús le anunció a Natanael: “Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre (Juan 1:51). El profeta Isaías también dice: “vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. (Is.6:1-3).
Ahora, la adoración genuina de un corazón en santidad provoca la apertura del cielo sobre la tierra y las bendiciones hasta que sobreabunden, la adoración nos lleva al trono de Dios y prepara el ambiente para que su presencia se manifieste. Y es cierto que algún día los cielos se abrirán para mostrar la gloria de Cristo; y ese día traerá un fuego de gozo a los que le hayan aceptado y obedecido, y un temor indescriptible a los que le hayan rechazado.
Dios está buscando adoradores, corazones con hambre de Dios, con un apasionado deseo de conocerle, y Él responderá manifestándose en la intimidad de tu adoración, Él te hablará, los cielos se abrirán y el Espíritu Santo vendrá sobre ti, conocerás los secretos y diseños de Dios y entenderás con mayor plenitud el precio que Jesús pagó por ti.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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