Cerca de la Cruz, lejos de Cristo
2021-03-25
1. Oración inicial
«Señor Jesucristo, elevo mi oración llena de acción de gracias porque no alcanzarán mis días para agradecerte lo que hiciste por mí, llevaste a cuestas la cruz, para morir por mis pecados y darme la entrada a tu reino, a una vida abundante. Hoy quiero tomar mi cruz y seguir en pos de ti, cueste lo que me cueste haré lo que requieras de mí y pregonaré la palabra de la cruz que es poder de Dios. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
«Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí». Mateo 10:38
«Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios» 1 Corintios 1:18
3. Reflexiona
En los evangelios leemos, que los soldados romanos jugaron suertes abajo de la cruz al momento de la crucifixión de Jesús, ignorando quien estaba colgado del madero; y tuvo que temblar la tierra para que el centurión se diera cuenta que verdaderamente era el Hijo de Dios. Estaba sucediendo, a unos pasos de estos soldados, el acontecimiento más extraordinario e importante que cambiaría el curso de la historia, y la humanidad hablaría de este hecho los años siguientes, y a ellos, solo les interesaba rifar sus vestiduras. En esa época, los judíos estaban sometidos al imperio romano y cuando eran condenados a muerte tenían que llevar la cruz a cuestas hacia el lugar de ejecución, donde eran crucificados; por tanto, llevar una cruz no era de complacencia. Y ahora, viene Jesús y propone a sus discípulos tomar su cruz para poder seguirlo, al igual que corresponde hacerlo hoy en día a quien decida seguir a Cristo.
Por lo tanto, «toma tu cruz y sigue en pos de mí» significa estar dispuesto a morir a la naturaleza pecaminosa para seguir a Jesús. Esto es, morir a sí mismo, morir a su propio ego. Es un llamado a la entrega absoluta, pues cada vez que Jesús mandó a llevar la cruz dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará». (Lucas 9:24)
La vida cristiana y el servicio a la obra de Dios está llena de dificultades que persuadirán a los creyentes a no seguir adelante, pero es necesario entender que el caminar cristiano no siempre será fácil. En ocasiones sentiremos la carga muy pesada, el ánimo decaído y ganas de renunciar, pero debemos seguir esforzándonos con valentía, cumpliendo la gran comisión dada por Dios. Aún como decía Pablo, que este mensaje de la muerte de Cristo en la cruz era una insensatez para los que van a la perdición, pero es poder de Dios para los que se salvan.
Así que, hermano, no solo tengas una cruz colgada al cuello, porque serías igual a los soldados romanos, cerca de la cruz y lejos de Cristo; es necesario que aceptes a Jesús en tu corazón, creyendo en Él, y Él vendrá a morar en tu vida y caminarás la senda de tu existencia con Él; y lo más grandioso, el hermoso regalo que Jesús te da en esa cruz: la salvación, la vida eterna y el perdón de tus pecados.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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