Cárceles emocionales. Parte 2

Señor, tu amor me ha liberado de tantas ideas equivocadas que me llevaban a actuar de manera inconsciente y causando daño, te doy gracias y te pido que guíes mi vida para disfrutar de la libertad que Cristo me dio en la cruz.

“Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid.”, Isaías 42:22
“para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas», Isaías 42:7

Las emociones desbordadas nos llevan a cometer errores y a actuar de forma incorrecta. Pensamos que estamos libres al dejarnos llevar por lo que sentimos o por la emoción del momento, pero un carro acelerado a fondo tiene el porcentaje más alto de estrellarse.
Si nuestro guía es el Espíritu Santo, por medio de la Palabra de Dios tenemos equilibrio en nuestro pensamiento, sentimientos y emociones; lo que mantendrá nuestra voluntad dispuesta a ir por el camino correcto y a tomar decisiones correctas.
Antes de actuar, llevados por nuestras emociones, pensemos si lo que vamos a hacer nos libera realmente o nos deja prisioneros de un sentimiento, de una emoción pasajera y de sus consecuencias. Aunque no debemos, ni podemos quitar nuestras emociones, podemos permitir que sea Dios quien dirija y que su Espíritu nos dé el equilibrio que necesitamos para tener un sentir correcto, fruto de una mente equilibrada y un corazón lleno de amor.
Cristo nos libera por medio del amor, de seguir atrapados en cavernas y escondidos en cárceles emocionales que nosotros mismos construimos. El amor que recibimos en nuestro interior por la fe en Cristo, no es un sentimiento simplemente, este amor va más allá de la emoción. Este amor que Cristo nos regaló y puso en nuestro corazón, debe ser el motivador principal de nuestros pensamientos y acciones. Hermano que lo que hagamos sea llevado por el amor y no por una simple y pasajera emoción, para que entonces seamos librados de las cárceles emocionales que tanto daño ocasionan.