Cara a cara con el Señor
2022-06-06
1. Oración inicial
«Padre, hoy te alabo y te bendigo porque es solo por medio de tu Hijo Jesús que puedo presentarme totalmente confiado delante de tu Trono y saber que tú me escuchas. Sé que ha habido momentos en los que en mis pensamientos sale un no es posible que tú estés aquí, pero cuando tu Espíritu Santo trae a mi memoria tu palabra que dice que tú estás conmigo, que nunca me dejas y que siempre me sustentas con la diestra de tu justicia y me aferro a ella, entonces mi corazón salta de alegría y vuelve mi gozo, el gozo de tu salvación. Gracias te doy en el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
Éxodo 33:11a “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero.”
Éxodo 34:28-30a “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos. Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.”
3. Reflexiona
Cuando leemos estos pasajes y vemos lo precioso y extraordinario que experimentó Moisés al buscar a Dios, el poder hablar con Jehová cara a cara, el poder conocerle en intimidad, el ser alimentado en su espíritu, etc., pensamos: qué lindo sería que mis encuentros con Dios fueran así, en donde no solo pudiera verle, sino también que al salir de ahí, mi familia, mis amigos y mis vecinos me dijeran ¿por qué te resplandece tanto el rostro? Y con este tipo de pensamientos podemos ver que en nuestra mente tenemos el concepto de que nosotros no podríamos experimentar lo que Moisés, pues no somos como él. No pasamos cuarenta días ayunando, a duras penas podremos hacerlo una hora, y con gran dificultad, y por si fuera poco ¿quién soy yo para que Dios se manifieste de esa forma? Pero ese es un concepto equivocado, pues si comprobamos lo que dicen las Escrituras, tanto Moisés como nosotros podemos entrar a la presencia de Dios, no por nuestras capacidades, sino solamente por la fe en Jesús, pues Cristo es el único Camino que nos lleva al Padre. Es por esto que hoy podemos comprender, que nosotros también tenemos acceso al Padre, podemos verle cara a cara, escucharle y hablar con Él, y todo esto por medio de la fe en Jesús.
Pues es gracias a Jesús que nosotros podemos:
Ser aceptos delante de Dios: Efesios 1:6b-7 “nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”.
Ser hijos de Dios: Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
Conocer y ver a Dios: Juan 14:7, 9b “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto… El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.
Y por si fuera poco, por Cristo ahora nosotros:
Tenemos al Espíritu Santo de Dios y somos herederos de Dios: Gálatas 4:6-7 “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”.
Somos amados por Dios: Romanos 5:5b “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
Estas y muchas otras cosas más son las que Jesús nos ha entregado por medio de la fe en Él. Por eso, cada vez que vayamos a esos encuentros con el Padre y vengan esos pensamientos que nos hacen creer que la presencia de Dios no está en ese lugar, y que no le podemos ver. Recordemos lo que Jesucristo nos enseñó, pues es gracias a nuestra fe en Cristo que podemos decir que cuando oramos estamos teniendo un encuentro cara a cara con Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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