Caminemos en Santidad y amor
2015-11-29
1. Oración inicial
Padre amado ayúdame a crecer en santidad y amor, como respuesta a todo el amor que mostraste por mí, al haber sacrificado a tu Hijo y así haber quitado toda barrera que impedía que pudiera acercarme confiadamente a tu presencia. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
«sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo».
«Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos».
3. Reflexiona
Alguien alguna vez hizo esta pregunta: ¿En el Antiguo Testamento Dios es tan espantosamente Santo, que parece tan distante. Pero en el Nuevo Testamento es tan cordial y afectuoso, que parece estar tratando de acercarse a nosotros. Parecen dos imágenes opuestas. Pueden conciliarse estos conceptos?
Si pueden conciliarse. La Santidad y el Amor son atributos que existen en la misma magnífica Persona. Aunque Dios es infinito e inmutable y nuestra mente humana no puede comprender la infinitud de Dios, Él nos revela diversos aspectos de su naturaleza, que a veces parecen opuestos. Lo cierto es que Él puede tener Santidad y Amor al mismo tiempo. La santidad de Dios es una realidad maravillosa y sin embargo terrible cuando vemos en el Antiguo Testamento, como ninguno podía estar delante de Él sin estar limpio y santificado porque moría irremediablemente. Es un atributo inquietante cuando se enfrenta a la condición humana pecaminosa. Dice la Biblia en Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Esto quiere decir que la santidad y el pecado no pueden conciliar.
Pero también vemos el terrible sufrimiento de Dios al verse separado de su perfecta creación, el ser humano. A quien creó como objeto de su amor. Por eso tuvo que ir muy lejos para alcanzarnos de nuevo, sacrificar a su propio Hijo, mostrando así su inmenso e inmensurable Amor. Dios es Amor y su amor también es una realidad. La Santidad hace que mantengamos un temor reverente con Dios mientras su Amor, nos hace sentir su perdón, compasión y misericordia. Tenemos el más claro ejemplo de santidad y amor en Jesucristo. Por eso ocupó nuestro lugar en el Calvario, y con su sangre derramada en la cruz, quitó el pecado del mundo, derribó la barrera que nos impedía ir a la presencia del Padre, porque con su sacrificio pudo satisfacer todos los requisitos de la imponente santidad de Dios. Su anhelo es que seamos santos como Él, para que nada se interponga entre los dos y ésta es la promesa, que algún día seremos tal como Él, cuando el venga, toda naturaleza corruptible será cambiada totalmente en incorruptible para reunirnos en la eternidad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
Puedes compartir este devocional en Facebook, Whatsapp, Twitter y LinkedIn