Caminando en obediencia
2017-04-04
1. Oración inicial
Señor gracias por tu promesa de dirección, hazme sensible a la guía de tu Espíritu, para obedecerte siempre y evitar el dolor y la tristeza de tu disciplina sobre mi vida, rodéame con tu cerco de misericordia y enséñame el camino por donde debo andar. Amén
2. Lee la palabra de Dios
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos. No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti. Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia”, Salmo 32:8-10
3. Reflexiona
En este pasaje Dios nos da la promesa de su dirección. Todos anhelamos la guía de Dios en nuestras vidas. Es nuestro instructor y cuando permanecemos en comunión con Él, podemos reconocer su dirección a través de su Palabra y de su Santo Espíritu. Siempre está vigilando y mostrándonos el camino. Cuando estamos en íntima comunión, sentiremos su mirada sobre nosotros, como cuando tenemos una relación estrecha con una persona y sólo un movimiento de sus ojos nos indica su deseo. Por eso debemos ser sensibles a la voz y guía de su Espíritu, de modo que no tenga que usar la fuerza para que le obedezcamos.
Aquí se hace un paralelismo y se presentan dos opciones de vida. El impío que no confía en Dios y acarrea muchos dolores y el que teme y confía plenamente en Él, recibiendo la promesa de su constante misericordia rodeándolo. Que hermoso cerco de protección para nuestra vida. La paz y la seguridad son los resultados de su misericordia.
Es una advertencia a no caminar en el camino del pecado que nos conducirá ciertamente al dolor. En este pasaje, Dios compara a algunas personas con el caballo o el mulo que necesitan ser controlados con cabestro y frenillo para que no se desboquen. Esto sucede cuando no permitimos que el Señor nos guie paso a paso y no le dejamos otra opción que la disciplina y el castigo para que sigamos su camino. Dios desea guiarnos en amor y sabiduría para que nuestro camino sea más grato, no permitamos que nuestra obstinación impida que obedezcamos.
Recordemos lo fácil que resulta separarnos de Dios y caer en pecado, pero Dios responderá a nuestra confesión y a nuestro arrepentimiento con un perdón completo. Está dispuesto a personar porque su juicio sobre el pecado quedó satisfecho con la muerte de su Hijo en la cruz.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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