Calmando la tempestad
2018-08-27
1. Oración inicial
Amado Dios, tú eres mi escudo, mi fortaleza, sólo en ti estoy seguro, pues tú estás al tanto de todo, y sólo contigo puedo vencer mis miedos y temores, porque mi fe está depositada en Ti. Tú tienes todo bajo tu control, y sé que nunca me dejaras ni me desampararas. Gracias Señor, amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”, Marcos 4:35-40
3. Reflexiona
¿Quién no ha experimentado miedo, temor o fobia? El miedo es una respuesta natural ante el peligro; una sensación desagradable que siente el cuerpo, la mente y el alma. La causa puede ser por algo que pasó, que está sucediendo o que podría pasar. A veces puede ser incontrolable y provocar reacciones, como parálisis, ansiedad y llegar al terror.
Los discípulos de Jesús eran pescadores y conocían muy bien el mar de Galilea, sin embargo una gran tempestad les causa una crisis de miedo que los llevó incluso al pánico. Las circunstancias eran reales, pero su imaginación los llevó a creer que morirían ese día. Su Maestro estaba ahí, y aunque lo habían visto hacer muchos milagros, su inseguridad no les permitió creer que esa situación también la tenía en sus manos, pues el miedo iba tornándose en angustia y pánico, al punto de perder toda esperanza de sobrevivir. Jesús entonces los confronta con su falta de fe.
Muchas veces nosotros como hijos de Dios, también experimentamos este tipo de situaciones, cuando sentimos miedo al futuro, a la muerte, a la enfermedad, a la soledad, a la crisis económica, miedo a la gente, miedo al fracaso, etc., y creemos que Jesús está desentendido de lo que nos sucede; nuestros miedos pueden convertirse en verdaderas tormentas internas, pero la palabra de Dios nos dice: “El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado” (Prov. 29:25). El miedo estanca, detiene y aflige la vida, pero la fe y confianza en el Señor es el recurso más poderoso e inquebrantable para calmar las tempestades de la vida.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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