Bien decir
2021-04-29
1. Oración inicial
«Padre Santo, me dices que todo lo puedo en Cristo que me fortalece y yo te creo, así que, te doy gracias, te alabo y te bendigo porque sé que me enseñarás a poner freno a mi lengua para pensar antes de hablar; te pido perdón por lo necio que he sido al dejarme tentar y decir todo lo que ha pasado por mi mente, confió en que me enseñarás sabiduría y prudencia, por lo que decido no apoyarme en la mía y esperar en ti Señor, sé que obrarás poderosamente a mi favor, en el nombre de Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?” Santiago 3:10-11
3. Reflexiona
Nuestra lengua, ese pequeño pero poderoso órgano de nuestro cuerpo.
La palabra de Dios nos enseña que a través de nuestra lengua, es decir, por medio de nuestras palabras, podemos edificar o destruir a quien nos escucha, bien decir o maldecir; pero ¿Cuál debe ser nuestra elección, a qué nos llama Dios?
En primer lugar, dice Proverbios 10:11 “Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos”, es decir que, cuando abramos nuestra boca debe ser para bien decir, expresar bendición, vida, esperanza, amor, paz y toda virtud en la que podamos pensar, nosotros, hijos de Dios, debemos adornar la sabiduría y como dice Proverbios 12:18, hacer que lo que digamos sea como medicina para la persona que nos escucha, que alegre su corazón y no que lo hiera como con golpes de espada.
Y, en segundo lugar, Proverbios 15:28 nos indica “El corazón del justo piensa para responder; mas la boca de los impíos derrama malas cosas”, quiere decir que, para hacer posible que nuestro hablar sea como medicina, de bendición y lleno de sabiduría, debemos aprender a pensar antes de hablar, tomarnos el tiempo para preguntarnos si lo que vamos a decir impacta positivamente la vida de la otra persona; si la respuesta es un sí, podemos hablar, de lo contrario es mejor callar. Además dice Proverbios 10:19 “En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente.” Hermanos, no podemos estar diciendo todo lo que pase por nuestra mente, tenemos que aprender a poner freno a nuestra lengua para evitarnos muchos pecados, tristezas y lamentaciones.
Finalmente, como nos exhorta la Palabra de Dios en Santiago 3:9, no puede ser que de nuestra boca salga bendición para Dios y maldición para el hombre que es hecho a la imagen de Dios; así que, si amamos y bendecimos a Dios, lo mismo debemos hacer con su creación porque estamos hablando de nosotros.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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