Ánimo, ¡no te rindas!
2021-09-17
1. Oración inicial
«Padre, mis fuerzas flaquean pero tú puedes darme nuevas fuerzas, renovar mi esperanza, alentar mi fe con tu Espíritu y mostrarme el camino que debo seguir. Ayúdame a imitar a Jesús para responder con amor ante la dificultades y agravios de los demás. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” Hebreos 12:3
3. Reflexiona
¿Cómo soportar el dolor que causa que alguien a quien amas te traicione, te ofenda, o te insulte? ¿Cómo soportar la soledad, el abandono o que te acusen de algo que no hiciste?
Todas estas cosas y muchas más, las soportó Jesús, por amor a nosotros, y fueron de parte de personas que probablemente no merecían una respuesta amorosa. Jesús fue abandonado por sus discípulos (Mateo 26:56), traicionado por uno de ellos (Lucas 22:48), fue acusado de blasfemia (Mateo 26:64-65), le escupieron en el rostro, le dieron puñetazos y fue abofeteado (Mateo 26:67), soportó latigazos y una muerte horrible.
Pero Jesús calló por amor, no abrió su boca para emitir una queja o un insulto, tampoco para acusarlos (Isaías 53:7). Y este es nuestro punto de referencia y ejemplo, así como Él respondió ante sus acusadores, así debemos nosotros hacer, con una actitud de amor, verdad, misericordia y servicio.
Amor, porque es lo que hemos recibido de Dios y debemos estar dispuestos a soportar, pues el amor todo lo soporta (1 Corintios 13:7), con verdad porque debemos responder con argumentos de verdad, conforme a la Palabra de Dios, corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen, para que tal vez Dios les conceda el arrepentimiento (2 Timoteo 2:25); con misericordia, comprendiendo que muchos están ciegos por el pecado y que en otro tiempo también nosotros estábamos apartados y éramos enemigos de Dios por tener la mente ocupada en las malas obras (Colosenses 1:21) y fuimos reconciliados por medio de Cristo; y servicio, porque ni aún Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como nos explica la escritura, las ofensas de los que insultaban a Dios cayeron sobre él (Romanos 15:3). A Dios servimos y esta es la razón principal para que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
Así que, ¡ánimo, nuestras fuerzas pueden fallar, pero Jesús no!
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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