Andar con Jesús

Señor perdóname, porque muchos aspectos de mi vida no los he manejado de acuerdo a tus principios, hoy te pido me des sabiduría y entendimiento para someter mi vida a tu Palabra, amén.

«Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.», Mateo 16:24
«La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia, Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades, Proverbios 2:11-12

¿Que aspectos de mi vida no he realizado o manejado de acuerdo a la sabiduría de Dios, de acuerdo a los principios de Dios escritos en la Biblia? ¿Mi sexualidad, mis relaciones familiares, mi trabajo o estudio? ¿Mi relación de pareja y sobre todo mi relación con Dios?, ¿Cómo estoy manejando el dinero? La Biblia es el único libro que tiene todas las respuestas a las preguntas e incertidumbres en que se halla la humanidad en este momento.
La Biblia diagnostica el problema del hombre, su tragedia personal, familiar y como país, a un factor: el pecado. Cuando el hombre se aleja de los principios de Dios y actúa independientemente de él, se queda limitado a sus propios razonamientos, se envanece, creyendo que tiene la razón, pero sus frutos y consecuencias de dolor, enfermedad, muerte, muestran claramente que lejos de Dios nada podemos hacer (Romanos 1: 18-32).
Si practicamos lo que Dios nos enseña en la Biblia seremos librados del mal, aprenderemos a escoger sabiamente nuestra pareja o ayuda idónea, con la dirección de su Espíritu; porque en el conocimiento de Dios aprenderemos a guardar nuestra sexualidad, a alejarnos de la fornicación o el adulterio, a negarnos a nosotros mismos, a deseos carnales y egoístas. Esto no en nuestra fuerza sino en el dominio propio que nos da su Espíritu. Pero si hacemos las cosas a nuestra manera, nuestro fin no es otro que el sufrimiento, que perdamos nuestra vida resolviendo las consecuencias de malas decisiones o de administrar mal las bendiciones que Dios ha puesto en nuestras manos, seguiremos causando daño a nuestra familia y seres queridos, muchas veces sin intención. Volvámonos pues de corazón al camino, a las sendas antiguas, escritas detalladamente en la palabra de Dios.