Amor
2019-01-06
1. Oración inicial
Amado Jesús, gracias porque me amaste hasta entregar tu vida en una cruz por mí. Lléname de tu Espíritu para que se derrame tu inmenso amor en mi corazón y pueda amar a los demás como quieres que los ame. Quita todo egoísmo y cualquier actitud que impida dar un amor genuino a los que me rodean. Amén.
2. Lee la palabra de Dios
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”, 1 Corintios 13:1-7
3. Reflexiona
Es la marca distintiva del cristiano, la ausencia de amor anula todo lo que hagamos por los demás. El Señor quiere que expresemos este tipo de amor de 1 de Corintios, carente de egoísmo, capaz de sufrir por otros, de hacer lo bueno, justo y correcto para no hacerle mal a nadie. La palabra griega “agape” describe el amor de Dios que se define como: “la más elevada y noble forma de amar, una benevolencia sin límites”.
La más grande demostración de amor “agape” de parte de Dios ocurrió en la cruz, cuando el Señor Jesucristo derramó hasta la última gota de sangre por amor a nosotros. Este amor no se obtiene naturalmente antes de conocer a Jesucristo, porque lo produce el Espíritu Santo cuando nos rendimos a la voluntad de Dios.
Este amor de Dios es un acto de su voluntad, pies quiso amarnos a pesar de lo que somos. Así mismo debemos amar a los demás incluyendo a los que son fáciles de amar y a quienes resulta difícil amar. El amor por los demás es la primera evidencia de que hemos nacido de nuevo. El amor no hace mal a su prójimo, por esto toda la ley se cumple en el amor.
Qué bueno sería si practicáramos más este principio del amor en este mundo, realmente transformaríamos nuestro entorno influenciando a los que nos rodean, estaríamos impregnando sus vidas con el amor de Dios y los influenciaríamos a buscarlo. Preguntémonos si ese amor divino habita en nuestros corazones y si estamos conduciéndonos como corresponde con los demás. Este amor puede soportar cualquier insulto, o injuria, o desilusión, pues describe la clase de amor que había en el corazón del mismo Jesús.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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