Abundando en acciones de gracias
2024-04-27
1. Oración inicial
«Señor una vez te dije que quería ser la persona que tú quieres que sea, fluye en mí para llegar a otras personas con amor, bondad, generosidad y misericordia. He sido fundado, arraigado y sobreedificado en Cristo, por eso mi corazón debe abundar en acciones de gracias; perdona si me he dejado dominar por las circunstancias que me rodean y de mi boca solo sale queja, cambia mi actitud para que sobreabunde en gratitud a ti por todo lo que has hecho en mí. En el nombre de Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias”. Colosenses 2:6-7
3. Reflexiona
¿Tenemos un espíritu alegre independiente de lo que pasa en nuestra vida?
A veces perdemos nuestro gozo cuando nos dejamos atrapar por las responsabilidades, luchas y desafíos diarios y nos olvidamos de ser agradecidos con Dios. Si la gratitud no está en nuestro corazón no la podemos practicar. Muchas veces hay más queja en nuestra boca que gratitud.
Muchos amamos a Dios y queremos ser agradecidos, por eso Pablo les recuerda a los creyentes de Colosas, quiénes son, dónde están y también el hecho de que deberían abundar en acciones de gracias. Pensando un poco en nosotros ¿Podríamos decir que somos personas agradecidas? ¿Reconocemos que Dios es la fuente de toda bendición?
Consideremos lo que dijo Pablo de quiénes somos en Cristo y por qué debemos estar agradecidos con Él; “de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, como Salvador y Señor”, partiendo de esta base, es lo que ha pasado en nuestra vida y lo que esperamos que ha de pasar al tenerlo en nuestro corazón, de por sí ya es un motivo para ser agradecidos.
¿Cuál es la clave para rebosar de gratitud hacia Dios? Tener la actitud de andar en Él. Cuando recibimos a Cristo como Salvador no lo hicimos por algo que hicimos nosotros, sino que Él nos escogió desde antes de la fundación del mundo. Como dice Efesios 1:4. Nadie puede jactarse de ser salvo o porque tuvimos fe, la salvación no viene de uno mismo, ni tampoco la fe, se trata de un don de Dios como dice Efesios 2:8. En el momento que creímos fue sellada nuestra relación con Dios como hijos de Dios, eso debería producir en nosotros suficiente gratitud, pero no solo eso, después de haber creído en Él como Salvador debemos andar en Él. Es decir, andar en una relación estrecha con Jesucristo quien no deja de trabajar en nuestras vidas.
Si sabemos esto deberíamos ser personas que abunden en acciones de gracias.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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