La paz como un imán
2025-04-12

1. Oración inicial
«Padre, que por la gracia de tu Hijo Jesucristo que me ha puesto en paz contigo, pueda yo cada mañana acercarme confiadamente y entregarte todos mis afanes, pues anhelo que tu paz guarde mi corazón y mi pensamiento en Cristo Jesús, y sea también un medio por el cual otros te puedan ver en mí y sean atraídos hasta ti, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7
“Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.” Números 6:24-26

3. Reflexiona
La paz, como fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22), es un estado de serenidad, confianza y seguridad que tenemos en nuestro corazón y que las diferentes circunstancias del día no la pueden quitar, alterar y ni siquiera aumentar, pues justamente no depende de lo exterior, sino que fluye del interior.
Esta virtud del Espíritu, la podemos experimentar cuando, como dice su Palabra en Filipenses 4:6-7, encomendamos a Dios todas y cada una de nuestras preocupaciones, afanes, tareas, responsabilidades, y en general, todo lo que concierne a nuestro día; entonces cuando nosotros realizamos esto en la comunión e intimidad de la oración, la respuesta inmediata de Dios es precisamente su paz guardando nuestro corazón y pensamiento en el Señor, que por su puesto sobrepasa todo lo que nuestra mente puede pensar, imaginar o entender. La paz de Dios es la que hace que, independientemente del transcurrir del día, nosotros en ningún momento perdamos la cordura, la paciencia, la esperanza, el dominio propio y también el gozo, puesto que nuestro corazón y nuestro pensamiento los está guardando Dios. Isaías 26:3 dice “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”
Hermanos, la paz de Dios guardando nuestro corazón, es tan sólida y real que a través de lo que se genera en nuestro exterior, es decir, nuestras acciones y reacciones, podemos no solo transmitir calma, esperanza y bienestar, sino que, se convierte también en un valioso medio para atraer a otros a los pies del Señor y, que tengan la oportunidad de que Dios ponga también en ellos, su paz. Así que tú, persevera en la intimidad, para que la paz de Dios guardando tu corazón, sea un imán para atraer a los demás.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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