Mucho amor para compartir

«Padre Dios, muchísimas gracias por todo el amor que de Jesús me permites ver, experimentar y aprender; gracias por el llamado que me haces a permanecer en tu amor guardando tus mandamientos, tu mandamiento es que ame a los demás como Jesús me ha amado; sé y confío que me llevarás a cumplir tu mandamiento en el amor y dirección del Espíritu Santo, para gloria de tu nombre, amén.»

“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15:9-10

Una manera sencilla y clara que nosotros podemos tener para entender la manera más pura y directa de dar o compartir amor es, guardar o mantenernos atentos a los mandamientos de Dios; pero, para hacerlo todavía más sencillo, el Señor Jesús dijo: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12).
Ahora bien, el amor con el que Jesús amó a los demás y aun a nosotros cuando estuvo en esta tierra, fue el mismo que recibía del Padre al guardar o cumplir con cada uno de sus mandatos, según nos lo revela el pasaje bíblico de hoy. El Señor Jesús en su humanidad, al igual que cada uno de nosotros hoy, dependía total y absolutamente de la dirección y el poder de Dios por medio del Espíritu Santo, para poder amar a su prójimo, según fuera la voluntad de Dios, (Juan 12:49, Lucas 4:18-19).
Servir o atender, enseñar, corregir, disciplinar, tener paciencia, sobrellevar, callar, perdonar, ayudar, acariciar, abrazar, vestir, alimentar, curar, hablar verdad, cuidar o proteger, proveer, obedecer y tantas acciones más son las que podemos ver de Jesús a lo largo de los evangelios y mayor aún, son las que diariamente experimentamos en su trato hacia nosotros, por lo que, son las mismas que estamos llamados a compartir o extender a nuestro prójimo.
No olvidemos entonces que, para amar a los demás como Jesús nos ama, nos es necesario permanecer en su amor; Jesús guardó los mandamientos de su Padre y permaneció en su amor. Así que, si mucho amor quieres compartir, el mandato de Dios debes oír y la dirección del Espíritu seguir.