El último encargo
2025-03-31

1. Oración inicial
«Padre, tengo una misión de vida que define mi propósito, guíame por tu Santo Espíritu a que sea revelada en mí la vida de Cristo y ya no viva yo, que mi viejo hombre se quede en la cruz, y ahora sea la nueva naturaleza en Cristo Jesús que sea manifiesta en mi vida para gloria de tu nombre, amén.»

2. Lee la palabra de Dios
«que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.», 2 Timoteo 4:2
«Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.», 2 Timoteo 4:5

3. Reflexiona
El último encargo de Pablo a Timoteo es a predicar la Palabra de Dios; le encarga encarecidamente esta misión, sabiendo que iba a ser sacrificado, que su tiempo había terminado, pero estaba pasando la antorcha encendida con la luz verdadera; con la Palabra de vida y salvación acerca de Cristo.
Por esto, no había otra cosa más importante para Pablo que recomendarle la misión de anunciar el evangelio, pues ya durante muchos años, con persistencia y a pesar de persecuciones, cárcel y muchas dificultades, había guardado la fe, había acabado su carrera, pero con gran detalle y mucho amor, delega su misión a Timoteo para que continúe, siguiendo su ejemplo con toda paciencia y doctrina (2 Timoteo 4:7-8)
El último encargo de Pablo a Timoteo, es también para nosotros, para cada creyente: permanecer fieles a aquel que es fiel y que juró volver, y seguir anunciando las buenas nuevas de salvación, a tiempo y fuera de tiempo. Esto quiere decir que debemos aprovechar todos los recursos, todos los días, todas nuestras fuerzas para continuar la carrera de la fe, que implica permanecer en Cristo y no callar, no parar, no desistir de hablar de él.
Porque como el mismo Pablo, por el Espíritu lo declaró: “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16)
Anunciamos el evangelio para mostrar sus gloriosas riquezas, andando en el Espíritu como hemos aprendido en los anteriores devocionales, mostrando el fruto de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza que está presente en nosotros. Anunciamos a Cristo mismo, permitiendo que su vida crezca y florezca en nosotros; con esto evangelizamos al mundo con el ejemplo y cuando abramos nuestra boca, nuestro testimonio será contundente y consistente con nuestra fe, para cumplir nuestro ministerio con excelencia, para gloria de su nombre.

4. Alaba a Dios

5. Comparte
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