Llenos del conocimiento de su voluntad. Parte 2

«Padre de amor, gracias por tu Espíritu, entiendo que sin Él nada de ti puedo entender o hacer, por cuanto nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios, y nadie las puede ejecutar si no es en la fuerza y poder que Él nos da; gracias Señor Jesucristo porque es por medio de tu Espíritu que soy guiado y fortalecido para vivir como lo hiciste tú, en completo conocimiento y obediencia a la voluntad de nuestro Padre Celestial, amén. «

“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,” Colosenses 1:9

Saber cuál es la voluntad de Dios es un primer e importante paso en aras de vivir una vida en el centro de la voluntad de Dios, y como vimos en el devocional anterior, esto solo es posible en la dirección y revelación que nos da el Espíritu Santo de la Palabra de Dios. Sin embargo, ahora se acerca la etapa quizá más difícil, pues necesitamos hacer o practicar esa voluntad que se nos acaba de revelar. A continuación tres ejemplos claros y explícitos acerca del conocimiento de la voluntad de Dios.
Primero, 1 Pedro 2:15-16 “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.”
Segundo, 1 Tesalonicenses 4:3-5 “pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;”
Tercero, 1 Tesalonicenses 5:16-18 “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
Sin duda, a primera impresión vemos cuán difícil nos puede resultar esto, pues no es precisamente lo que estamos acostumbrados a practicar y menos lo que nuestros deseos nos motivan a hacer, pero es justamente por esto que también Dios nos enseña la manera correcta de ejecutar su voluntad, la Palabra de Dios en el Salmo 143:10 dice “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.” Hermanos, de principio a fin, estar o practicar la voluntad de Dios, es una total y continua dependencia de Dios en comunión con su Espíritu, pues así como solo a través de Él la podemos entender, también solo en su fuerza y poder la logramos hacer.