Boleto a la felicidad
2024-01-15
1. Oración inicial
«Padre de la gloria mi clamor hoy es por que tu Espíritu Santo alumbre mi entendimiento con el conocimiento de tu verdad, pero sobre todo de lo que significa tu amor por mí. Quiero conocerte de verdad y no perderme en este mundo siguiendo falsas filosofías que solo quieren torcer mi alma. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.” Salmo 119:103
3. Reflexiona
Para algunos la palabra de Dios puede sonar aburrida, pesada, absurda y pasada de moda, piensan en Dios como aquel dios intransigente que solo está para prohibirnos lo que nos gusta y castigarnos por nuestros errores. Lamentablemente este es el “dios” que la sociedad nos ha vendido, un falso dios que aun muchos adoran de labios pero que verdaderamente aborrecen en su corazón; ¿Idolatría o religión? Quizá ni siquiera hay diferencia.
Lo cierto es que si la palabra de Dios se vuelve una carga para nuestra vida, es una señal que nos falta conocimiento del Dios verdadero, como está escrito “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6a ). Es imposible conocer a Dios y no amarlo y amarlo y no obedecerlo. Dios solo no nos pide sacrificios: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.” (Oseas 6:6). Nos pide que lo conozcamos de verdad. Conocer a Dios requiere determinación y un corazón dispuesto a buscarlo. Dios promete: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3). Tenemos la Biblia, la palabra escrita por Dios mismo, “el ancla más segura” (hebreos 6: 19). Su palabra nos hace libres, nos transforma a la imagen de su Hijo Jesucristo, nos hace sabios y entendidos para tomar decisiones, nos alegra el corazón y nos consuela el alma, es como una antorcha en medio de tanta oscuridad: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119: 105)
Dios es más dulce que la miel, pero si no probamos en nuestro paladar su palabra y le conocemos de verdad, jamás descubriremos al Dios maravilloso que tenemos, el Dios verdadero (Con “D” mayúscula) que nos ama y nos promete un futuro y una esperanza. Solo conociéndolo podemos amarlo de verdad. Es hora de clamar a Dios por su conocimiento y descubrir que el hacer su voluntad no es una carga pesada de llevar sino por el contrario nuestro boleto a la felicidad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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