¿Qué se necesita para seguir a Cristo?
2024-01-14
1. Oración inicial
«Padre de la gloria ayúdame a ser un buen soldado de tu ejército, a mantenerme firme y sin titubear en la misión que tú me enseñarás. Quiero luchar como un atleta en esta carrera de la vida y como un buen sembrador ver un fruto abundante para gloria de tu nombre. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.” 2 Timoteo 2:3-7
3. Reflexiona
Pablo escribe su segunda carta a su joven discípulo Timoteo y por medio de 3 parábolas describe lo que se necesita para seguir a Cristo:
1. Ser un buen soldado requiere disciplina: entrenar y prepararse para el arte de la guerra y llevar una armadura que lo ayude a sobrellevar los duros ataques del enemigo (efesios 6:10-18); requiere servicio: ser capaz de dar su vida por defender una causa común, y requiere obediencia: cumplir sin titubear el plan trazado por su comandante. Finalmente un buen soldado no se desconcentra de su misión (no se enreda en los negocios de la vida), sino que marcha con entusiasmo y valor a la victoria.
2. Ser un atleta: quién más que un atleta para saber de perseverancia y resistencia, aun en lo más duro de la carrera y con el cansancio de sus músculos prefiere llegar a la meta antes que sucumbir a la necesidad de un pasajero descanso.
3. Ser un labrador: un labrador ama el fruto de su trabajo y por eso cuida con esmero y dedicación de cada uno de sus sembrados, los abona, los mantiene hidratados y los poda cuando es necesario.
Así mismo en la vida cristiana, nuestro caminar con Cristo implica mucha valentía, perseverancia, disciplinas espirituales (oración, lectura de la palabra, ayuno) no solamente para mantener nuestra relación personal con Dios, sino para mantener nuestras relaciones con el prójimo. Nuestro ministerio con el que servimos a Dios dependerá de nuestra fortaleza espiritual y nuestra determinación para obedecer la palabra de Dios.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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