La fe el ancla de nuestra vida
2023-12-08
1. Oración inicial
«Padre Todopoderoso, te pido en el nombre de tu Hijo Jesús me ayudes a tener una fe firme, que como un ancla me permita permanecer aferrado a tu amor y tu verdad, para soportar cualquier tormenta que pueda tener en esta vida, gracias por tu Espíritu Santo que me recuerda tus promesas y me fortalece en la prueba. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Daniel 3:16-18
3. Reflexiona
Muchas veces pensamos que la fe es dada solo para obtener lo que deseamos, pero en realidad es otorgada para mucho más que eso, para poder alcanzar lo que Dios desea para nosotros, que siempre será mucho mejor que lo que nosotros podamos anhelar.
Sadrac, Mesac y Abed-nego sabían muy bien esto, pues sus palabras mencionadas al rey Nabucodonosor dejan ver cuánta fe tenían en Dios, pues estaban seguros que el verdadero Dios, a quien ellos servían continuamente podía librarlos del horno de fuego ardiendo y de la mano del rey.
Pero lo más sorprendente de este relato es que ellos sabían que aun si Dios no los librara, no sería porque no pudiera, pues sabían que él era todopoderoso para hacerlo, sino porque esa sería su voluntad, y confiaban en ello, a tal punto, que preferían morir antes que servir a los dioses falsos del rey o adorar a su estatua.
La fe depositada en Dios fue la que mantuvo a estos jóvenes firmes frente al rey para no pecar, ellos depositaron su fe en Dios, y Dios los salvó haciendo un milagro, protegiéndolos de las llamas del horno ardiente como se puede leer en Daniel 3:19-28.
Su fe, fue esa ancla que no permitió que sus vidas se perdieran y accedieran a las peticiones del rey. El resultado, su fe los acercó a Jesús, quien caminó con ellos en el horno de fuego, librándolos de la muerte, además este milagro sirvió de testimonio tanto al rey como al pueblo de ese tiempo, y aún hoy, para conocer el poder de Dios
Por eso, la fe debe ser para nosotros los creyentes, lo que un ancla es para un barco, una ayuda para mantener la nave, es decir nuestra vida, firme y segura mientras alguna tormenta nos golpee, para no ir a la deriva, para no perdernos y para permanecer confiados.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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