En memoria de mí. Parte 4

«Señor gracias por tu sacrificio en la cruz, pues sé que lo hiciste por amor a mí; enséñame a honrarte y a corresponderte de la manera en la que mereces. Gracias por darme libre acceso al Lugar Santísimo y por hacerme parte de tu familia celestial.»

“Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” Lucas 22:19-20

Si el ciego de nacimiento pudiera hablarte de dolor, imagina lo que podrían decirte los 11 discípulos de Jesús al contarte lo que experimentaron durante los días en que Jesús, su Maestro, había muerto y aún no había resucitado. ¿Cómo recordarían sus últimas palabras, su último encuentro, esa última cena?
De estos 11 solo Juan vio a Jesús en aquella cruz experimentando lo que en esa última cena había profetizado que pasaría; los demás estaban escondidos por temor a ser arrestados y a que les dieran muerte; pero si les pudieras preguntar en el transcurso de ese tiempo, en el que Jesús no había resucitado todavía, qué recuerdo venía a su memoria cada vez que veían un pan o una copa de vino ¿qué crees que te responderían? Probablemente te dirían el dolor que sentían, pues habían experimentado la pérdida de Jesús, ya no estaría con ellos, ya no comería con ellos, ya no oirían sus palabras, y el dolor no permitía que pudieran ver más allá y recordar la promesa que Jesús les había hecho.
¿Alguna vez has enfrentado una situación difícil?, claro que sí, todos la hemos experimentado de una u otra manera, pues en el mundo estamos y en el mundo tendremos aflicción (Juan 16:33b); quizá no todos la hemos experimentado de la misma manera, pero sí sabemos lo que significa sentir dolor, ausencia de un ser querido, el rechazo, la orfandad, la soledad, la decepción, entre otras. Y así como podríamos decir que hemos vivido ciertas situaciones difíciles, también podríamos decir que hemos dado las mismas respuestas: “Señor si hubieras estado aquí” (Juan 11:21,32), como Marta y María, los mismos comentarios: “¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?” (Juan 11:37b) ¿No que Dios es Todopoderoso? Todas estas formas de expresión al final terminan generando duda hacia el carácter de Dios, y muchas veces pueden salir de otras personas o de nuestro propio pensamiento, pero todas ellas están basadas en una mentira; y el problema es que al dejar estos pensamientos incorrectos, en nuestra memoria quedarán atesorados y nos llevarán a experimentar emociones incorrectas y por ende terminaremos viviendo de forma inadecuada. Pero lo que Jesús quiere hacer es que recordemos y atesoremos en nuestra memoria la VERDAD.
¡Continuaremos en el siguiente devocional!