El Sentir de Cristo
2023-09-27
1. Oración inicial
«Padre bueno, gracias porque todo lo haces perfecto, gracias porque me has permitido ver cómo siempre obras para mi bendición y tu gloria; gracias Padre eterno por tu amado Hijo Jesucristo, quien me enseña y me impulsa a obedecerte en todo, anhelo que esa obediencia de mi Señor sea la que también a través de mí sea puesta en práctica, sé que por tu Espíritu lo harás, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:5-8
“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:13
3. Reflexiona
Conociendo que al tener la mente de Cristo, la Palabra de Dios por su Espíritu nos es revelada (1 Corintios 2:16,12), es necesario que esto no se quede meramente en un conocimiento intelectual que solo llene nuestra mente, sino que meditando en ella de manera sincera y humilde, le cedamos el trono de nuestra vida a Dios, permitiendo así que Él por su buena voluntad, disponga en nosotros tanto el querer como el hacer de lo que a través de su Escritura nos enseña.
Es hermoso ver cómo nuestro Señor Jesús nos muestra a través de su ejemplo completa sujeción y obediencia a la voluntad de Dios, tanto así que obedeció aun cuando la voluntad de su Padre era que Él muriera en una cruz, pues sabía que su Padre lo amaba y que todo lo hacía bueno, agradable y perfecto (Mateo 3:17, Romanos 12:2). Sin embargo, esto fue tan difícil para Jesús que oraba “diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lucas 22:42). Hoy, gracias a esa perfecta sujeción y obediencia de nuestro Señor y Salvador, nosotros también podemos llamar “Padre” a Dios (Juan 1:12-13, Romanos 8:15-16), y es un regalo maravilloso, pues somos hijos de aquel que, cuando éramos sus enemigos, envío a su Único Hijo a morir en una cruz para salvarnos y adoptarnos, ahora mucho más siendo hijos, nos dará todo lo que necesitamos (Romanos 5:10).
De manera que, queridos hermanos, el sentir de obediencia que hubo en nuestro Señor Jesucristo, es el que también debe haber en nosotros; teniendo el máximo ejemplo, nuestro mayor anhelo debe ser hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial; solamente es necesario que nos dispongamos, y aún en esos momentos donde no queramos o nos parezca muy difícil hacer lo que el Padre nos dice, que nuestra actitud sea la de postrarnos en oración y rendirnos en completa humildad y sujeción a Dios, pues es Él quien en nosotros produce el querer como el hacer por su buena voluntad.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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