Permanecer en el amor de Dios
2023-09-20
1. Oración inicial
«Padre bendito, alabado y bendecido sea tu nombre por tu infinito amor, gracias por dar a tu Hijo para mi salvación. Gracias Señor Jesucristo, por derramar hasta tu última gota de sangre por mi redención, y gracias Espíritu Santo por morar en mí y en amor, guiarme a toda verdad y bendición. Gracias Padre, gracias Hijo y gracias Espíritu Santo, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” 1 Juan 4:9
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» Gálatas 2:20
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15:10
3. Reflexiona
La máxima expresión del amor de Dios, la podemos ver cuando envió a su único Hijo al mundo para que muriera en sustitución de la humanidad, pues todos éramos incapaces de satisfacer la demanda de Dios por el pecado, de manera que, Dios decidió dar a su propio Hijo. La máxima expresión del amor del Hijo, la podemos ver cuando voluntariamente entregó su vida en expiación por nuestros pecados, de manera que ahora podemos decir que somos limpios y perdonados.
Sin sombra de duda, hemos sido amados con un amor que solo Dios puede dar, un amor incondicional, eterno, verdadero y fiel. Y al ser eterno, el Señor anhela que así mismo lo disfrutemos, que permanezcamos en Él todos los días de nuestra vida. Como conocemos, la manifestación del amor de Dios fue principalmente para liberarnos de la esclavitud del pecado y darnos vida eterna (Juan 3:16). Así que, la manera que el Señor ha designado en su sabiduría e inteligencia para que permanezcamos en su amor, es que guardemos sus mandamientos, pues ellos son las instrucciones sabias e inequívocas para que no volvamos a caer en el engaño del pecado; son las Palabras de nuestro Dios las que nos guardan de todo mal camino; El Salmo 119:104-105 dice “De tus mandamientos he adquirido inteligencia; Por tanto, he aborrecido todo camino de mentira. Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.”
Adicional a esto, nuestro Padre amoroso no nos ha dejado solos, sino que ha enviado a su Espíritu para que esté con nosotros para siempre. Por medio del Espíritu Santo, el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón, y es Él quien nos guía a toda verdad, quien nos enseña y nos recuerda su Palabra, y sobre todo, es quien hace morir en nosotros las obras de la carne para que ya no sirvamos más al pecado, sino que ahora vivamos en la libertad y el amor de Dios (Romanos 8:2, 13-14).
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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