Las riquezas de su gloria

«Padre amado, gracias por derramar en mí todo tu amor, permíteme vivir cada día crucificando mi carnalidad para reflejar este tesoro que tengo en mi corazón, aunque sea una simple vasija de barro; pero tú me has llenado de las riquezas de tu gloria para que tu nombre sea exaltado, en el precioso nombre de Jesús. Amén.»

“y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria”, Romanos 9:23.

“alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”, Efesios 1:18.

Todo lo que somos en Cristo y lo que hacemos es para la gloria de Dios Padre, manifestamos en nosotros su obra de amor y reflejamos el resplandor de su gloria que es Cristo mismo, a través de nuestra vida como lo confirma Hebreos 1:3: “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”. Fuimos salvados por su gracia, por medio de la fe, con el propósito de glorificar a Dios.

Por eso dice el pasaje de hoy, que el Padre hizo notorio, es decir, evidente en nosotros las riquezas de su gloria pues somos vasos de misericordia, preparados de antemano para tal fin. Todo es por Él y para Él, entonces todo orgullo humano es invalidado, como dice el Salmo “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad” (Salmos 115:1).

Por tanto estamos llamados a reflejar su amor, sus atributos divinos en todo lo que hacemos cada día, con cada situación, sufrimiento o dificultad: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18). Y esto ocurre cuando colocamos nuestra mirada en Cristo pues entre más lo conocemos, entre más confiamos y vivimos en su gracia, más nos parecemos a Él.

¿Cuál es la clave práctica de este conocimiento de las riquezas de su gloria? Pues es vivir en amor para mostrar su gloria, si amamos colocamos en práctica el atributo esencial de Cristo, el amor es el mejor camino pues Dios es amor y si andamos en amor cumplimos sus mandamientos (estos reflejan el carácter de Dios), como dice la escritura “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10).