La cirugía divina
2023-04-28
1. Oración inicial
«Señor gracias por tu Palabra santa, viva, eficaz y cortante como espada, gracias porque me muestras quien soy y cuánto necesito ser cambiado por ti. Gracias por discernir mis pensamientos y las intenciones de mi corazón, quiero que sigas limpiando mi vida, podando cada área de ella, que no te glorifica. En el nombre de Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. Hebreos 4:12-13
3. Reflexiona
En este pasaje se nos dice que la palabra de Dios no es algo inerte, sino “viva”, porque produce un efecto en la vida de las personas que la escuchan con atención. Y es “eficaz” porque está llena de poder para alcanzar los resultados que Dios se propone; es activa y efectiva como dice Isaías 55:11: “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.
También es sumamente filosa y aguda, eso con el propósito de cumplir con una de las funciones que es penetrar profundamente, por eso se compara con una espada, como lo dicen las Escrituras en Efesios 6:17 dice: “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”; y en Apocalipsis 1:16 dice:” Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
La palabra de Dios atraviesa fuerte y cortante nuestro interior y va discerniendo los pensamientos y las intenciones de nuestro corazón. En la versión de la Biblia internacional dice de esta manera: “penetra hasta lo más profundo del alma y el espíritu, hasta la médula de los huesos”. Ahí donde el hombre piensa que Dios no puede llegar, allí donde el ser humano atesora y guarda sus secretos, hasta allí llega el Señor.
Dios como cirujano y la palabra de Dios como espada, hace una incisión interna para lograr una transformación en nuestro ser. Todo comienza con un corte algo que no es agradable; eso nos hace entender la incomodidad que sentimos cuando somos confrontados con la verdad de la palabra de Dios. El Señor como cirujano sabe dónde, cuándo y cómo hacer cortes en nuestra vida. Jesús lo expresó de esta manera a sus discípulos, en Juan 15:2-3 “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. Nos enseña lo importante de cortar, de podar todo aquello que no nos deja producir fruto.
Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Dios, él discierne, revela, expone y nada se esconde de Él. Con Dios no hay fachadas, ni máscaras, nos ve tal como somos. La palabra “discierne” viene del griego “kritikos”; es la capacidad para juzgar, estima lo bueno y lo malo, la palabra de Dios es apta para emitir un juicio, evalúa todo y determina qué está bien y qué está mal en nosotros.
Tenemos al mejor aliado con nosotros el Espíritu Santo, que escudriña nuestros corazones y nos redarguye para que andemos conforme a la voluntad de Dios.
Sin embargo, hay muchos que no quieren enfrentarse a la cirugía divina y prefieren seguir caminando en este mundo con el tumor del pecado a cuestas, ¿qué es preferible? la incomodidad que nos produce por un momento ser desnudados con la palabra de Dios o sentir el dolor que produce una vida sin Cristo o una vida carnal, cuando ya conoce de Cristo, pero que no permite que Él tome el control de ella.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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