Las ataduras se rompen. Parte 2
2022-10-30
1. Oración inicial
«En el nombre de Jesús, y por medio de su sangre derramada, destruyo cualquier razonamiento que se oponga al conocimiento de Dios y llevo cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo; someto cada área de mi vida a tu gobierno mi Señor y te pido Espíritu Santo, que obres en mi mente y corazón renovando mis pensamientos y cambiando mis actitudes. Lléname de tu Presencia para que todo lo que haga glorifique el nombre glorioso del Señor Jesucristo. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“¿No sabéis que, si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” Romanos 6:16.
3. Reflexiona
¿Nos hemos preguntado, porque Satanás está empeñado en poner ataduras en la vida de las personas? Hay por lo menos dos razones: La primera razón, es que dondequiera que haya una atadura del mal, el enemigo será el señor de esa área en particular, él quiere gobernar y ser obedecido; y en realidad, la Palabra de Dios nos dice que: “a quién obedecemos, es aquel a quién adoramos”. Por eso no podemos permitir que esas ataduras permanezcan en nuestra vida, porque le estaremos adorando a él y siguiendo sus caminos.
La segunda razón, es que las ataduras nos privan de ver y conocer a Dios. Cuando comenzamos a conocer a Dios y su Camino, no deseamos seguir las huellas del mundo; pero, el trabajo de Satanás es mantenernos enceguecidos hacia la plenitud, bendición, felicidad, prosperidad y satisfacción que encontramos en la vida abundante que Cristo nos ofrece. El enemigo no quiere que conozcamos a Dios, es por eso, que levanta argumentos y mentiras en contra del Señor, para seducirnos.
En efecto, todas las ataduras están basadas en mentiras, dice 2 Corintios 4:4 “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. El enemigo no desea que la gente conozca a Jesús y sea salva; pero lo más peligroso es que el arma favorita de él es cegar también los ojos de los santos.
Ya el Señor nos ha dado las armas espirituales para poder derribar todos los pensamientos y acciones sin control que se han convertido en fortalezas y ataduras en nosotros. 2 Corintios 10:4-5 dice: “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levante contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
Hagamos de Cristo el Señor de cada área de nuestra vida, identifiquemos y confesemos pecados específicos, arrepintámonos, oremos, ayunemos y renovemos nuestra mente con su Palabra de Verdad. Pidamos la llenura del Espíritu Santo para estar firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres. (Gálatas 5:1)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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