Permanecer
2022-10-11
1. Oración inicial
«Amado Jesús, mi unión vital contigo y la llenura de tu Santo Espíritu, son lo que me asegura que seré un cristiano fructífero, que dé testimonio a otros de tu presencia. Quiero permanecer en ti y en tu palabra para que tu carácter sea formado en mí. Separado de ti no podré hacer nada bien. Gracias por el privilegio de tener una relación íntima, personal y continua contigo mi Señor Jesús, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”. Juan 15:7-8
3. Reflexiona
Jesús, en su último mensaje a sus discípulos antes de ir a la cruz, menciona once veces la palabra “permanecer”, la cual viene del griego “méno” que significa quedarse, algo perdurable y duradero. En este contexto se recalca la relación íntima, vital y perdurable con Dios. También significa perseverar, persistir, retener, vivir.
Es una sencilla alegoría, donde el Señor enseña a sus discípulos cuáles son las demandas del discipulado y lo que es necesario que ellos hagan. Primero describe su relación con el Padre (Juan 15:1-4), que es primordial para que pueda haber una relación con ellos (Juan 15:5-8). Jesucristo es el camino para entrar en una relación con el Padre y el resultado de esa relación es que demos fruto.
Jesús siempre enfatizó la relación con el Padre, en Juan 14:10 dice: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras”, y la relación entre el Espíritu Santo y los discípulos en Juan 14:17, dijo: “el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”, para que entendamos que debemos estar unidos a Él para poder llevar fruto. Nuestra relación personal con Dios es lo más indispensable para ser cristianos productivos, ya que separados de Él nada podemos hacer. Este “nada podéis hacer” se refiere a todo lo que tiene que ver con la extensión del reino de Dios y su glorificación.
Es claro que la rama no puede producir uvas si no está bien conectada a la vid; tampoco el creyente puede llevar fruto si no está vitalmente unido a Jesús. El fruto básicamente son todas las cualidades internas y espirituales del carácter cristiano, que harán que los discípulos ganen otras personas para el reino. El viñador sabe la necesidad de podar los gajos que solo se aprovechan de la savia pero que no rinden fruto; en contraste con los creyentes, es necesaria la poda de todas aquellas cosas que impiden que Cristo sea formado en nosotros y que no permiten que seamos testimonio, es la única manera de dejar de ser estériles; y aunque es un proceso doloroso, es necesario.
Las consecuencias de no permanecer en Él, es decir “separados del Señor”, son catastróficas, es como caer de la gracia, porque perdemos en primer lugar la intimidad con Dios, vivimos en carnalidad y en nuestros razonamientos, todo lo hacemos en nuestras fuerzas, no daremos fruto (que es el deseo del Señor) y nos perderemos de muchas bendiciones.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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