Jesús el Mesías aprobado por Dios
2022-04-02
1. Oración inicial
«Señor, eres Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo; creo en ti como mi Padre Celestial, en Cristo como tu Hijo amado mi Señor y mi Salvador, y en el Espíritu Santo como la persona que has enviado para que yo reciba el poder y la unción para testificar de tu gran poder y amor. Eres perfecto, Soberano y eterno, así que, a pesar de que mi mente finita no pueda entender muchas cosas, creo y confío en la verdad y poder de tu Palabra, amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;” Hechos 2:22
“Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.” Hechos 2:43
3. Reflexiona
Cuando Jesús vino a esta tierra e inició su ministerio, empezó a proclamar que el reino de los cielos se había acercado, perdonaba pecados, sanaba enfermos, echaba fuera demonios, hacía milagros y en general todo tipo de maravillas, señales y prodigios; pero todo esto le era posible porque con Él estaba Dios. Podemos ver que Jesús no inició su ministerio sin que antes hubiera descendido sobre Él el Espíritu Santo y junto con ello una voz del cielo que decía “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” (Mateo 3:16-17).
El plan de salvación, diseñado por Dios para la humanidad, se empezaba a ejecutar, pues el Mesías prometido que salvaría a su pueblo de sus pecados ya había nacido, habitaba entre los hombres, había crecido en estatura, sabiduría y gracia, y ahora se disponía a realizar la obra más valiente, sufrida y contundente por amor a la humanidad, entregar su vida en una cruz derramando hasta la última gota de su sangre, para que así toda persona que crea en Él y lo acepte como el Mesías escogido por Dios, reciba el perdón de sus pecados y la entrada al reino de Dios.
En el presente tiempo, tú y yo que creemos en Cristo y conocemos esta poderosa verdad, es básico y esencial que la demos a conocer a los demás; estamos llamados a que, a través del Espíritu Santo que hemos recibido, testifiquemos con poder de aquel a quien Dios resucitó y exaltó haciéndolo Señor y Cristo. Al igual que a los apóstoles y al mismo Cristo, Dios nos respaldará a través de muchas maravillas y señales, pues de quien predicamos es del Dios vivo.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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