Ropa Nueva
2021-12-03
1. Oración inicial
«Amado Señor, soy nuevo en Cristo y tu Espíritu habita en mí, así que puedo y estoy llamado a permanecer en ti y reflejar tu amor y tu luz, ayúdame en mi debilidad para no vivir en condenación, ni condenar a los demás, sino perdonar y aceptar la nueva vestidura de santidad, misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre y paciencia. En Cristo Jesús. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Efesios 4:24
3. Reflexiona
Cuando éramos niños algo que producía mucha alegría en nosotros era ropa nueva, el olor a nuevo fue una sensación y un momento único. Nos gustaba lucirla frente a nuestros amigos de infancia y que, ojalá, nos dijeran algún cumplido. Aunque, tampoco podemos negar que como adultos nos gusta vestirnos, cortarnos el cabello y la sensación de ponernos algo nuevo es bastante agradable.
En el ámbito espiritual, nos enseña la palabra de Dios, a vestirnos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad, es decir, creado por medio de la fe en Cristo, y esto implica quitarnos las viejas vestiduras al despojarnos del viejo hombre, que está viciado o acostumbrado conforme a los deseos engañosos (Efesios 4:22). Revestirse del nuevo hombre, se trata de aceptar lo que somos gracias a Cristo y conforme a su imagen nos vamos renovando hasta el conocimiento pleno. (Colosenses 3:10)
En cuanto a despojarnos del viejo hombre, hay un asunto que es clave y que al quitarlo de nosotros, las otras malas costumbres quedarán al desnudo para empezar a caer, y esto es : La autocondenación.
¿Como sabemos que estamos viviendo en condenación?, primero, cuando condenamos a otros es el signo más visible de que existe esta mala conducta en nosotros, según Romanos 2:1b “pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo”, es signo de que vemos en otras personas lo que está presente en nosotros.
Pero también, otra señal de que hay condenación en nosotros es la duda, “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (Marcos 11:23). La palabra griega para “dudare” o “dudar” es diakríno, que está implícitamente relacionada con el significado de condenación, ya que en 1 Corintios 6:5, respecto a una disputa entre hermanos dice “Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos?”, la Palabra usada para “juzgar” es katakríno, que significa juzgar contra, es decir sentencia o condena. En ambas palabras está la terminación “krino” que significa pronunciar un juicio, condenar.
En pocas palabras, cuando dudamos nos estamos condenando a nosotros mismos, porque dudamos de lo que Cristo hizo por nosotros y si nos condenamos a nosotros mismos no podemos tener la fe operando. La condenación es contraria a la fe y las promesas, porque sin fe es imposible agradar a Dios. La condenación, por tanto, nos enferma, nos lleva a colocarnos la vieja ropa de la antigua naturaleza, mejor debemos vestirnos como lo que somos, como escogidos de Dios, santos y amados, colocando en acción el amor y el fruto del Espíritu Santo puesto por Dios en nosotros, tal como dice la palabra de Dios: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” (Colosenses 3:12-13)
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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