El reino de los cielos nos espera
2021-11-29
1. Oración inicial
«Mi Jesús amado, gracias por esta promesa de un futuro contigo, mi corazón está guardado con toda confianza en ti. Y aunque a veces las dificultades de esta vida me abrumen, mi consuelo está en tu palabra que me anima a seguir adelante. Me hablas de la dicha del cielo que has preparado para mí, como volver a la casa de mi Padre, donde disfrutaré de tu amor y de tu gloria eterna. En el nombre de Jesús, Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:2-3.
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” Apocalipsis 21:1-4.
3. Reflexiona
Pensemos en estas palabras de Jesús, que nos dan tanta seguridad frente al futuro que nos espera; y es que no somos de este mundo, aunque temporalmente estemos aquí, y quizá sentimos muchas veces que no encajamos en él. El hecho de ser creyentes hará que muchos nos rechacen, pero tenemos un lugar eterno en los planes de Dios, donde habrá un espacio para cada uno y lo mejor de todo es que Jesús estará allí con nosotros.
Por su gracia pertenecemos a ese lugar, el reino de los cielos que nos fue dado como respuesta a nuestra fe en Jesús, en el que encajamos perfectamente por la sangre preciosa derramada en la cruz, que nos hizo justos y santos para Dios, y por la que nuestros nombres están escritos en el libro de la vida, para vivir allí por siempre.
Esta nueva Jerusalén, es la iglesia de Dios, en el nuevo estado perfecto, la iglesia triunfante. La presencia de Dios no será interrumpida como en la tierra, porque Él habitará con nosotros eternamente y lo mejor, es que habrán terminado la muerte, el dolor, la aflicción, el llanto y no tendremos más recuerdo de lo que padecimos en nuestra vida terrenal, porque Cristo hará nuevas todas las cosas.
Recordemos 2 Corintios 5:17 que dice “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”; se refiere a la acción divina en la nueva creación, que fue comenzada en la resurrección de Cristo y es experimentada por todos los creyentes en el presente. Esta tierra que conocemos no permanecerá para siempre; luego del juicio divino, Él creará una tierra nueva y eterna, tal como lo prometió en Isaías 65:17 “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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