La higuera sin fruto
2021-05-24
1. Oración inicial
«Gracias Señor Jesús porque has tenido paciencia conmigo, hoy me llamas al arrepentimiento y a un cambio genuino en mi vida, sé que esto sólo lo puedo lograr con tu Palabra y con la dirección de tu Espíritu, por eso, tomo la decisión de recibirte en mi corazón como mi Único Señor y Salvador y me dispongo a dejarme moldear por ti, hazme una rama fructífera. En Cristo Jesús. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después”. Lucas 13:6-9
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden”. Juan 15:5-6
3. Reflexiona
¿Existe una relación entre esta parábola y la forma como estamos manejando nuestra vida? Creo que todos alguna vez hemos pensado en el propósito de nuestra existencia en esta tierra y la finalidad que tenemos ocupando un espacio en este planeta. Esta higuera puede ser un símbolo de nuestra vida. Estamos vivos y tenemos un lugar, pero, ¿estamos dando fruto?
Dios es nuestro amo y Jesús es el Jardinero; y allí está, frente al Padre, rogándole más tiempo de gracia, para que no seamos desechados como la higuera estéril. Él nos observa con amor, cava la tierra y la abona alrededor nuestro con el evangelio y nos limpiará y quitará la maleza, aunque puede ser un proceso doloroso, para que seamos renovados y tengamos la oportunidad de que demos fruto. El fruto que espera es una vida de acuerdo a Dios, llena del amor que viene por el Espíritu Santo, de entrega genuina y servicio.
Vemos como el dueño de la viña, después de haber esperado mucho tiempo, le da un año más a la higuera para que cargue fruto; sino, será cortada. El señor Jesús no quiere reemplazarnos, quiere darnos la oportunidad para que seamos productivos. El Jardinero no dejará el destino del árbol a su suerte, por eso renueva la tierra, se asegura que el agua llegue a sus raíces y lo abonará hasta redimirlo, así el árbol no podrá reclamar el crédito de su salvación.
Jesús es el único que puede transformar algo estéril en fértil, por eso, hace todo lo posible para que recibamos su Palabra como el abono y la guía del Espíritu Santo como ese torrente de agua viva, que nos ayudará a regenerarnos para que seamos cristianos fructíferos. Todo el crédito de nuestra salvación se la debemos a Él, que dio su vida para rescatarnos.
Esta parábola nos enseña que Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonarnos, pero también nos muestra que la misericordiosa paciencia del Altísimo tiene un límite, es mejor arrepentirnos mientras aún tenemos la oportunidad de hacerlo, aprovechando este tiempo de gracia que Jesús nuestro Jardinero está pidiéndole al Padre, para que volvamos a Él, le reconozcamos como nuestro Señor y Salvador y le demos la oportunidad de cambiar nuestro destino eterno y no ser cortados de su Presencia.
Mateo 3:8 dice: “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”, por eso es el momento de dar un cambio radical en nuestra vida, conocer su Palabra, dejarnos moldear por Jesucristo y ser llenos de su Santo Espíritu para ser ramas fructíferas en sus manos.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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