Jesús siempre nos busca
2021-05-15
1. Oración inicial
«Señor a veces me pregunto si en serio quieres transformar el mundo conmigo?. Te doy gracias porque a pesar de mí, tú quieres usarme para tu gloria. Gracias porque no miras mis faltas, sino que me perdonas y me restauras, ves en mí todo lo que yo puedo llegar a ser. Gracias por amarme y escogerme para ser un instrumento de bendición en la conquista de esta tierra para ti. Amén.»
2. Lee la palabra de Dios
“Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; más los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces. Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar. Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos. Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan. Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar… Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado”. Juan 21:4-9, 13
“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”. Juan 21:15-17
3. Reflexiona
Este fue un día especial para los discípulos del Señor, fue un desayuno milagroso y restaurador. Jesús había sido abandonado por todos, en el momento más crítico de su paso por esta tierra, Judas lo había traicionado, los que prometieron seguirlo hasta la muerte huyeron, Pedro lo había negado tres veces, Tomás había dudado y para empeorar las cosas, todos habían vuelto a sus antiguas labores; tanto, que cuando Jesús se les apareció estaban pescando, se olvidaron de todo lo que Él les había dicho antes.
Quizás te preguntes si Jesús se había equivocado, ¿cómo podría transformar el mundo con estas personas? Pues la verdad es que Él no se equivocó, el caso es que Él los va a buscar y les prepara un desayuno para compartir un tiempo íntimo con ellos. Una sola mirada de Jesús, llena de gracia, amor y misericordia, es suficiente para perdonarlos y recodarles que sus planes seguían en pie, Él creía en lo que ellos eran capaces de hacer.
Jesús siempre nos da una oportunidad. Él no cuestiona nuestro amor. Así como con Pedro cuando le preguntó tres veces si lo amaba, solo le está dando la oportunidad, tres veces, de afirmar su amor hacia Él y simplemente le reconfirma su llamado a servirle cuando le dice: “apacienta mis ovejas”. La forma como mostramos el amor a Jesús no es con palabras, debemos hacer lo que Él más anhela y es que seamos los instrumentos suyos para ganar discípulos para Él.
No estamos tan lejos de la realidad espiritual que vivieron los discípulos del Señor cuando sintieron tantas presiones sobre sus vidas, seremos tentados a abandonarlo, o lo negaremos más de una vez, para salvarnos de alguna acusación, o dudaremos porque no le hemos creído a la hora de actuar en fe. Sin embargo, su amor por nosotros nunca cambia, está dispuesto a perdonarnos, restaurarnos y darnos otra oportunidad.
Hoy el Señor quiere un tiempo de intimidad con cada uno de nosotros, nos ofrece un desayuno en su Presencia, nos llama a demostrarle nuestro amor cuidando personas, nos extiende una vez más la invitación para seguirlo y servirle.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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