Seguridad y confianza

«Papito Dios, tu iglesia te alaba, te bendice y te da las gracias por este año que termina hoy. Te exaltamos, Padre eterno y glorificamos tu nombre porque tú has sido bueno y tu misericordia nos ha alcanzado cada día. Levantamos nuestras manos en honor a ti y levantamos nuestra cabeza con el propósito de siempre tener la mirada puesta en ti; que tu gracia y tu poder sea con nosotros hoy y siempre, en el nombre de Jesús, amén.»

“Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.” Isaías 42:8-9
“Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza. Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos. Toda la tierra te adorará, y cantará a ti; cantarán a tu nombre.” Salmos 66:1-4

Hoy termina un año que para nosotros ha sido muy diferente y difícil, ya que gran parte de nuestros hábitos y costumbres se vieron en algunos casos cambiados completa y repentinamente, también se cambiaron nuestros planes y por ende nuestras prioridades. Tenemos la sensación de que todo cambió para nosotros, pero algo de lo que podemos estar seguros es que Dios no, nuestro Padre es el mismo ayer, hoy y siempre, Él no cambia como nosotros, Él no duda, Él no miente.
La Palabra de Dios nos dice que puede pasar el cielo, la tierra, el mundo y sus deseos, pero Dios, su Palabra y los que hacemos su voluntad, permaneceremos (Isaías 40:28, Mateo 24:35, 1 Juan 2:17). Así que, es momento de hacer un alto en nuestro camino y reflexionar. A lo largo de este año ¿en quién tuvimos puesta nuestra confianza y esperanza?, ¿fue en el mundo o fue en Dios?, ¿a qué le prestamos más atención?, ¿a las cadenas de redes sociales o a la Biblia?
Hermanos, estamos viviendo tiempos difíciles que muy probablemente continuarán, y el único que tiene el poder para librarnos, cuidarnos y socorrernos es nuestro Dios, el Dios de la Biblia; entonces, que nuestra prioridad para el nuevo año sea la de mantener una relación más íntima y verdadera con nuestro Dios y hacer de su Palabra nuestro tesoro más preciado y nuestro alimento más deseado, pues será la manera de permanecer verdaderamente seguros y confiados.