El amor

«Papito Dios, tu amor lo ha superado todo, me has amado tanto que enviaste a tu propio hijo a dar su vida por mí y a que me enseñara cómo debo amar y cuál es el verdadero amor, te pido Padre que cada día me permitas recibir más de tu amor para así inundar de verdadero amor la vida de mi prójimo, gracias Señor, Amén.»

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:5-7

Existe una tendencia natural del ser humano a amar, puesto que desde que nacemos recibimos amor y por ende a medida que crecemos nosotros también brindamos amor, como todo en la vida, también aprendemos a amar.
La pregunta es ¿amamos correcta y verdaderamente? Sorpresivamente, a pesar de que tenemos este instinto natural a amar, la mayoría de las personas tienen un concepto errado del amor y en consecuencia aman de manera equivocada; dicen cosas como: “porque te amo te aporreo” o piensan que amar es decir cada 5 minutos “te amo, te amo, te amo” o lo que sucede mucho hoy en día, creer que una persona ama porque quiere tener sexo. Indiscutiblemente, todas estas ideas son contrarias a lo que Dios nos dice acerca del amor, como leíamos en el pasaje de hoy, amar no es buscar mis propios intereses, es no hacer nada indebido, no guardar rencor, no tener envidia, no ser orgulloso, presumido ni mentiroso; todo lo contrario, amar es ser bondadoso, paciente, gozarse con la verdad, confiar, perdonar, saber esperar y soportar. Como vemos, es un amor totalmente contrario al que hemos aprendido por mucho tiempo.
Así que, es momento de evaluar sinceramente mi forma de amar, ¿estoy amando como el mundo dice o como Dios me enseña?
Permitamos que sea Dios a través de su palabra quien limpie nuestras mentes de todas aquellas conductas y costumbres equivocadas y pidámosle en oración y con fe que nos permita amar verdaderamente y amar como Él nos ama y nos enseña.