No vuelvo atrás. Segunda parte
2020-10-11
1. Oración inicial
«Amado Jesús, qué bueno entender que sólo tú tienes palabras de vida eterna, me ofreces esperanza y un futuro seguro en tu presencia. Cuando me enfrento con tu cruz, me revelas el verdadero carácter de tu misión y el costo que implica seguirte, sé que no va a ser fácil, pero quiero hacerlo, no quiero volver atrás, sino estar contigo hasta el fin, pase lo que pase. Amén»
2. Lee la palabra de Dios
“Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios”. Lucas 22:15-16
“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”. Juan 6:51
“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”. 1 Corintios 5:7
3. Reflexiona
El mismo Señor Jesucristo explicó que su muerte en la cruz del calvario, sería el cumplimiento de la pascua que el pueblo de Israel había celebrado en Egipto y el cumplimiento definitivo para la humanidad, ya que no sólo sería realizado en favor de los judíos, sino que tendría el valor suficiente para salvar al mundo. El apóstol Pablo lo ratificó cuando dijo que: “la pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”.
Aunque este sacrificio sustitutorio libraría a los pecadores de la ira de Dios y les traería libertad, es necesario que el ser humano se apropie de él por medio de la fe en Jesucristo. Y parece una paradoja, pero para tener vida eterna es necesario creer en un Cristo que fue sacrificado, murió y resucitó. La resurrección de Cristo por muerte en la cruz es una base de la esperanza y garantía de inmortalidad.
Cuando el Señor dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo”. El Señor no estaba instituyendo aquí la Santa Cena, sino que usó este símbolo para que los que oyeran entendieran que no se trataba de comer o beber su sangre literalmente, sino de creer en Él y en el sacrificio que iba a realizar en la cruz.
El Señor nos está llamando a un grado mayor de compromiso con Él. Esto genera diferentes reacciones, pues no todos están dispuestos a seguir a Jesús. Recordemos que un grupo de seguidores regulares se volvieron atrás, los judíos y sacerdotes se escandalizaron ante las profundas verdades que apuntaban a su muerte en la cruz y los apóstoles vieron en sus palabras la vida eterna y se quedaron con Él, como lo dice Juan 6:68-69 “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
4. Alaba a Dios
5. Comparte
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